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El final de los reyes merovingios

La dinastía merovingia reinó el pueblo franco durante tres siglos, en un periodo entre el siglo V y el VIII d.C., momento en que dejó paso a la dinastía carolingia.

El origen del nombre proviene de su primer rey, Meroveo, monarca de los francos a mediados del siglo V y del que poco se conoce. El gran momento de este pueblo situado principalmente en la actual Francia llegó con su nieto Clodoveo I (484-511), que unificó todos los reinos y eligió París como su capital. Es considerado el auténtico fundador del reino franco y el rey bárbaro más poderoso de Europa. Además fue el primero en convertirse al catolicismo.

Meroveo merovingio rey de los francos
Meroveo, origen de la dinastía merovingia

La debilidades merovingias

Sin embargo el gran momento que vivieron los francos bajo Clodoveo I fue también el principio de su fin. Una de las principales debilidades merovingias era la costumbre de repartir sus territorios entre su descendencia. Clodoveo lo hizo con sus cuatro hijos varones, formándose nuevos territorios: Austrasia, Neustria, Aquitania y Borgoña.

Clodoveo I fue el primer rey bárbaro en convertirse al catolicismo

A lo largo de los años estor territorios lucharon entre sí por el control con varias unificaciones que no tuvieron continuidad. Por ejemplo la lograda por Clotario I, uno de los hijos de Clodoveo I, aunque solo la mantuvo durante tres años y volvió a dividirlo a su muerte en el año 561. De nuevo unido bajo Clotario II y su hijo Dagoberto I, se mantuvo unido entre los años 613 y 634, y finalmente bajo Childerico II hasta su asesinato en el 675.

bautismo clodoveo I
El bautismo de Clodoveo I por el obispo de Reims. Fue el primer rey bárbaro en hacerlo.

Las luchas internas entre los territorios provocaron la independencia de muchas zonas interiores (alamanes, turingios y bávaros) que junto con las amenazas externas de pueblos como lombardos, frisones, ávaros o bretones, dejaron al reino franco muy debilitado.

Los mayordomos de palacio

El otro gran problema que fue a la postre definitivo para su final, fue la aparición de los mayordomos de palacio o mejor dicho el poder que llegaron a tener, creando sus propias dinastías. Pertenecían a la nobleza y eran la mano derecha del rey, del que administraban sus posesiones ejercían de nexo entre el rey y el resto de nobles. Además de dar consejo al rey y mantener el tesoro regio, dirigían el ejército, lo que les otorgaba un enorme poder que les permitía ganar fidelidades.

El primer gran mayordomo de palacio fue Pipino II de Heristal, que consiguió serlo de Austrasia y Neustria, y que fue apodado como Príncipe de los Francos. Le sucedió su hijo legítimo Carlos Martel, que se convirtió en el auténtico señor de los francos a base de sus grandes victorias militares de las que destacó la derrota contra los musulmanes en la batalla de Poitiers (732).

Pero que pondría punto y final a la dinastía de los reyes merovingios fue su hijo Pipino el Breve, llamado así por ser de corta estatura. Consciente del enorme poder que había adquirido, no le fue difícil deshacerse del rey Childerico III, a la postre el último rey merovingio.

El mayordomo de palacio Carlos Martel fue el auténtico señor de los francos y origen de la dinastía Calolingia

Pipino usó al papado para conseguir su objetivo de hacerse con el trono. Envió una carta al papa Zacarías con la pregunta sobre quién debía ser considerado rey, “el que ejercía el poder o el que lo ostentaba nominalmente”. Desde luego toda una declaración de intenciones y una pregunta envenenada para el pontífice, cuya respuesta fue que “quién lo fuera de hecho tenía que serlo de derecho”. Era lo que quería oír y el comienzo de una estrecha relación con Roma.

Pipino el Breve terminó con el último rey merovingio Childerico III

Las palabras del papa fueron la excusa perfecta para Pipino, que ordenó tonsurar (raparle la cabeza como a un monje) a Childerico III y obligarlo a entrar en el monasterio de Saint Omer, donde permaneció desde 751 hasta sus últimos días.

Pipino fue consagrado en Soissons por el obispo y en presencia del legado papal, al igual que los antiguos reyes del Antiguo Testamento. De esta forma comenzaba la tutela de los reyes al poder de Dios, lo que provocaría más adelante el enfrentamiento entre el poder terrenal y el espiritual.

Childerico III
El final del último merovingio, Childerico III

La dinastía carolingia

La dinastía carolingia debe su nombre a Carlos Martel pero fue con Pipino el Breve cuando comenzaron los reyes carolingios. Pipino reconquistó gran parte del territorio que se había mantenido dividido, llegando por el sur hasta los Pirineos, incluyendo la Septimania de la que expulsó definitivamente a los visigodos.

pipino el breve
Pipino el Breve, el primer rey carolingio

Siguiendo la costumbre merovingia, Pipino dividió sus reinos entre sus hijos Carloman y Carlos. Pero el fallecimiento del primero dejó toda la herencia en manos de Carlos, que se convertiría más adelante en el emperador Carlomagno.

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