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Guerra del Peloponeso: Atenas contra Esparta

Fue más allá de un enfrentamiento entre dos ciudades y sus aliados. Eran dos formas opuestas de ver la sociedad, la política, o la guerra. La victoria final en la guerra del Peloponeso (431 a.C. – 404 a.C.) fue para Esparta, pero realmente perdieron todos, ya que se debilitaron y provocaría el final del poder de las poleis griegas.

Esparta y Atenas, dos mundos

Fue a partir del siglo VII cuando Esparta se separa del resto de las poleis griegas en su forma de ver la sociedad e inicia su propio camino. La tradición nos habla de Licurgo y de su constitución, la Gran Rhetra, que establece los pilares de la nueva Esparta, una sociedad autoritaria donde prevalecen las instituciones, la economía y la educación. Atenas, al igual que otras ciudades, sigue un camino diferente. Las sucesivas reformas llevadas a cabo por los grandes nombres, como Sólon o Clístenes, trataran de librarse de las estructuras arcaicas y caminar hacia una democracia. Como dijo Aristóteles “Clístenes estableció una constitución favorable para el pueblo”.

Guerras Médicas y ligas

Ambas potencias, junto a otras ciudades griegas, participaron juntas y vencieron a los Persas en la guerras Médicas (490 a.C. – 479 a.C.1). Pero tras el final de la guerra Esparta se desentendió de la liga Panhelénica, aquella bajo la que se había unido la mayoría de los pueblos griegos, y creó la suya propia, la liga del Peloponeso, formada por sus aliados, como Mégara, Focea, Locrida y Beocia. La respuesta de Atenas fue la liga Ático-Délica, a la que se unieron Tesalia, Platea y la Magna Grecia. Era el año 478 a.C. y los bandos ya estaban formados, solo era cuestión de tiempo.

El bando ateniense disponía de la flota más poderosa, formada por más de 300 trirremes preparados para la batalla. Disponía de mayor infantería que Esparta, pero la superioridad en entrenamiento les hacía tener una gran ventaja pese a la inferioridad numérica. La otra gran ventaja era la económica. Esparta no podía disponer del dinero que sí tenían en Atenas.

El detonante de la Guerra del Peloponeso

Tras varios años de luchas intermitentes, en el 445 a.C. se firmó la paz de los 30 años que sin embargo no iba a durar tanto. En el 433 a.C. se rompe definitivamente por varias causas. La primera debido a la guerra Córcira-Corinto, que con tras la de la primera cambia de bando y se une a la liga de Atenas. Por otro lado Potidea realizó el sentido contrario, se salió del bando ateniense. La última causa fue el bloqueo comercial a Mégara por parte de Atenas. Tras estos tres sucesos, Esparta acusó a Atenas de violar el tratado de paz y la mayoría de la liga del Peloponeso decidió ir a la guerra.

La guerra del Peloponeso se divide en 3 etapas: guerra Arquidámica (431 a.C. – 421 a.C.), expedición ateniense a Sicilia (415 a.C. – 413 a.C.) y guerra Decénica (412 a.C. – 404 a.C.).

El casco de Pericles
Pericles

Guerra Arquidámica (431 a.C. – 421 a.C.)

Recibe el nombre por Arquidamo II, diarca espartano (Esparta tenía dos reyes o diarcas) en el año del comienzo de la primera fase del conflicto. Esta fase tuvo un punto de inflexión en la muerte de Pericles debido a la peste que asoló Atenas en el 430 a.C. Hasta este momento la ventaja fue de Atenas debido a su dominio del mar y a que la invasión espartana del Ática  había fracasado.

Esparta comenzó a dirigirse a objetivos secundarios y Atenas por mar como su victoria en la guerra civil de Córcira en su primera expedición a Sicilia. Con Demóstenes, Atenas trató de llevar la guerra al Peloponeso, provocando una rebelión en Mesenia, bajo el yugo Espartano. Sin embargo Esparta reaccionó, logrando importantes victorias en Delio y en Anfípolis, esta última muy costosa para ambos bandos, pues cayeron ambos jefes militares. Esto propicio un tratado de paz en Nicias, firmado en 421 a.C. muy necesario para ambos bandos.

El periodo de paz era de 50 años pero los aliados espartanos no sacaban ventaja e incluso alguno como Mégara perdía parte de su territorio. Esto creaba una paz muy delicada.

Expedición ateniense a Sicilia (415 a.C. – 413 a.C.)

alcibiades

Con Alcibíades como estratego, Atenas firmó un pacto defensivo con varias ciudades que puso en alerta a Esparta. La guerra entre Argos y Epidauro en el 419 a.C., cada una perteneciente a una liga, volvía a enfrentar a ambos contendientes. Sin embargo el problema llegó cuando Segesta pidió ayuda defensiva a Atenas. Estos vieron el momento preciso para tratar de dominar Sicilia y organizaron una segunda expedición (la primera fue de 427 a.C. a 424 a.C.) a gran escala. Toda la flota ateniense fue movilizada bajo el mando de los estrategos Alcibíades, Nicias y Lamaco. Sin embargo el primero fue acusado de un ultraje religioso y huyó a Esparta antes de partir la expedición. Fue una mala noticia para Atenas pues sirvió de consejero a la gran rival y les convenció que la mejor forma era crear dos frentes, uno apoyando a Siracusa en Sicilia y otro invadiendo el Ática. La expedición fue desastrosa para Atenas.

Guerra Decénica (412 a.C. – 404 a.C.)

El desastre de Sicilia provocó en Atenas una crisis política y económica, donde el pueblo acusó de sus males a sus políticos demócratas. Persia entró en juego firmando un pacto con Esparta, lo que provocó la rebelión de varias ciudades jonias, agravando aún más los problemas atenienses llegando al colapso político de la polis, que terminó con una nueva constitución donde los demócratas perdían parte de su poder que fue a manos de los oligarcas. Otra de las decisiones fue restituir a Alcibíades.

Pero Atenas se repuso bien y en 410 a.C. logró tres victorias navales en Helosponto que dio moral a la ciudad. Incluso Esparta llegó a pedir la paz pero envalentonados, los demócratas radicales atenienses la rechazaron. Alcibíades fue elegido de nuevo estratego en 406 a.C. y le otorgaron todo el poder del ejército pero fue derrotado en la batalla de Notio, lo que significó su final político. Ese mismo año Atenas lograba su última victoria en la guerra, en las aguas de las islas Anginusas. Pese la victoria, los políticos atenienses acusaron y condenaron a sus generales por abandonar a los caídos. Al año siguiente, fueron sorprendidos en Egospótamos y perdió casi la totalidad de su flota frente a las naves del espartano Lisandro. Fue la puntilla para Atenas, que sin sus trirremes fue sitiada por Esparta y en 404 a.C. la liga Ático-Délica se ridió.

Hegemonía de Esparta

Con la victoria comenzó un periodo de 25 años de hegemonía de la ciudad del Peloponeso. Sin embargo la ciudad no estaba preparada para ejercer el dominio. Atrasada y conservadora, sólo pudo usar la represión e instauró una serie de tiranos en Atenas. En el 382 a.C. Esparta logró poner fin a la liga Calcídica, llegando a su máximo poder, sin embargo Atenas resurgió de sus cenizas y volvió a mandar en el mar como en la batalla de Naxos en el 376 a.C.

Tebas y la Liga Beocia, logró imponerse a una Esparta debilitada. Liderados por Epaminondas, dos victorias en batallas como Leuctra (371 a.C.) y Mantinea (362 a.C.) pusieron el punto y final a la hegemonía espartana. Surgía un nuevo dominador del tablero, Tebas, pero por poco tiempo. Era el final del poder de las poleis. En el norte se estaba creando un imperio, el macedónico, que bajo nombres como Filipo o Alejandro controlaría la mayoría del mundo conocido.

1 En el 479 a.C. las victorias griegas de Platea y Mícala dieron por finalizado el conflicto, sin embargo, las formalidades no llegarían hasta el año 448 a.C. con la firma de la paz de Calías.

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