Tuvo que ser el cuarto modelo que construyó el genial ingeniero español Juan de la Cierva, el que consiguiera volar de manera estable en lo que se llamó autogiro, la primera versión de los modernos helicópteros actuales. Este murciano universal, tuvo la gran idea de cambiar las alas estáticas de los aviones por un rotor vertical, aumentando así la seguridad y recortando el espacio de despegue.
El modelo llamado Cierva C.4 tuvo el honor de ser el primero, pero antes trabajó en tres prototipos fallidos C.1, C.2 y C.3.
Juan de la Cierva diseñó los modelos de su «serie C» desde 1920, con un primer prototipo, C.1, montado a partir de un avión francés de la I Guerra Mundial. Al aparato le puso un rotor vertical pero que no llegó despegar. En 1921 comenzaba su segundo proyecto, el C.2. Este se quedó sin presupuesto y se alargó hasta 1922. Tampoco logró volar, pero logró algún pequeño salto, desplazándose un par de metros del suelo, lo que convenció, más de lo que estaba, que ser podría lograr. Y llegó el C.3, también en 1922, otro intento fallido. Con toda la experiencia acumulada de los primeros modelos (había probado fuselajes de aviones monoplanos, triplanos, rotores de 3 palas, de 4, de 5…), ese mismo año comenzaba la construcción de su cuarto prototipo, el C.4. Y esté si logró volar. En enero de 1923, la localidad madrileña de Getafe vio como el piloto Alejandro Gómez Spencer lograba volar durante 183 metros. Este modelo tenía un motor de 110 CV, alcanzaba los 100 km/h y podía ascender hasta unos 30 metros.
Juan de la Cierva siguió trabajando y vendrían más modelos, como en 1933 con el C.30 que llegó a ser construido bajo licencia por varios países, incluyendo los Focke-Wulf de la Alemania nazi. Además en uno de estos modelos voló junto al Rey Alfonso XIII. Desgraciadamente este fue su último modelo. El 9 de diciembre de 1936 falleció en un accidente de avión en un viaje entre Londres y Ámsterdam.
[VIDEO] Increíble vuelo de un autogiro modelo C.30 reconstruido