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Kant, genio y figura

El egregio filósofo nació el 22 de abril de 1724 en Köingsberg, antigua Prusia oriental y parte actual de Rusia. Pereció en el mismo sitio, en 1804. Al margen de sus pensamientos, Kant fue un personaje peculiar en sus maneras de vivir, con sus particularidades y extravagancias que envuelven a todo genio. Intentaremos acercarnos a la faceta menos conocida del filósofo.

Su nombre era Inmanuel, aunque su madre lo llamaba Manelchen, que nosotros traduciríamos “Manolito”. Por otra parte, su padre era artesano,  y la pericia paterna no la adquirió el joven Kant con las manos. Algunos biógrafos lo describen bastante torpe en el trabajo manual.

El genio no pasaba el metro cincuenta de estatura. Tenía un cuerpo muy escuálido, y eso no es todo. Su cabeza era desproporcionadamente más grande de lo que tocaba. Su frágil condición física se remataba con un problema en los hombros que le obligaba a caminar ligeramente torcido.

«Su madre le llamaba «Manelchen», lo que significa más o menos “Manolito”

Kant tenía un hermano y cinco hermanas. En 1746 murió su padre y cortó relación con sus familiares más directos. Su frío carácter no quiso establecer ningún vínculo emocional con ninguno de sus hermanos. Todas sus hermanas vivían en Köingsberg y durante 25 años no las visitó. Al cabo de dicho tiempo, una fue a verlo y Kant no la reconoció. ¡Estuvo dos años a contestarle una carta a un hermano suyo que pedía un reencuentro! Alegó problemas de tiempo en la posterior respuesta.

primera edicion de Crítica a la razón pura
primera edición de «Crítica a la razón pura»

El famoso filósofo no pudo terminar los estudios universitarios hasta los 31 años. Luego, empezó a trabajar de profesor. Cabe recordar que rechazó un puesto de trabajo como profesor universitario en Berlín. Todo lo que necesitaba estaba en su ciudad. Sus escritos son bastante densos y difíciles pero con sus clases pasaba lo contrario, tenían mucho éxito. Convocaba un público venido desde fuera de la pequeña localidad.

Nuestro protagonista no abandonó la zona de Köinsgberg en toda su vida. Lo más lejos que estuvo de su localidad fue de jovencito, para veranear en una casa de campo familiar, a unos 80 kilómetros del núcleo urbano. Sin embargo, sus cursos de verano más famosos fueron los de geografía. Jamás vio el mar, ni una montaña pero sus maneras de describirlos apasionaba al público asistente.

El afamado filósofo era muy meticuloso con su horario. Todo tenía una hora estrictamente fijada. Cada tarde, a las tres y media salía a pasear. Fuera la estación que fuera. Se cuenta que los vecinos al verlo pasar ponían de hora su reloj si estaba atrasado ya que Kant nunca se retrasó, excepto un día. La mañana que empezó la lectura del Emilio de Rousseau. El libro lo sumió en otro universo por un día y olvidó su rutina.

Finalmente, mencionaremos que Kant fue un hipocondríaco incorregible. Estaba al día de todas las novedades médicas para saber si sufría alguna nueva enfermedad (tenía un almacén de medicinas en su casa). Además, en sus paseos, durante épocas frías (en Köinsgberg, otoño, invierno y primavera) solo respiraba por la nariz. O sea, no respondía a nadie que se le acercara a saludar o a entablar unos minutos de conversación. Sus manías en el tema llegaban a tal punto que todos los meses pedía a la policía local las últimas estadísticas de mortalidad, para calcular su propia esperanza de vida.

Artículo de Bernat Tomás
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