Los 12 trabajos de Heracles fueron impuestos la héroe Heracles, el último de los hijos de Zeus con una mujer mortal, Alcmena. Nacido tras diez meses de gestación junto a su mellizo, Ificles, siendo éste de otro padre, Anfitrión, que era el esposo de Alcmena. Ya con 18 años y con multitud de azañas a sus espaldas, dos de ellas considerables; derrotó al león del monte Cicerón y venció al rey Ergino, con lo que Tebas quedaba liberada de pagarle tributo, así que su rey, Creonte, ofreció a Heracles la mano de su hija Mégara. Hera siempre hostil hacia él consiguió enajenarlo y en un arrebato mató a sus hijos. Arrepentido consultó el oráculo de Delfos, siendo aconsejado ponerse al servicio del rey de Micenas, su primo Euristeo. Los doce trabajos con los que Heracles consiguió su fama fueron impuestos por Euristeo a consecuencia de los resentimientos de Hera, quien influyó en los demás dioses para que lo pusieran al servicio del rey. Estas doce labores se realizaron durante un periodo de doce años y a cambio él obtendría la inmortalidad.
1. Estrangular al león de Nemea
El primero de los 12 trabajos de Heracles fue cerca de la ciudad de Nemea, donde había un enorme y feroz león que secuestraba a mujeres. Era inmune a las armas de los hombres, devastaba toda la región de la Argólida. Heracles asfixió hasta la muerte a la fiera, que vomitaba humo y fuego. Como con sus propias armas no podía despellejarla usó las propias garras de la fiera y se hizo con las fauces un casco con y una coraza con la piel.
2. Matar a la hidra de Lerna
En las lagunas de Lerna habitaba una hidra enorme de siete cabezas que devoraba a los hombres. Las cabezas se regeneraban cada vez que las cortaban y una de ellas era inmortal. Heracles contaba con la ayuda de su sobrino Yolao, que le proporcionaba astillas ardiendo para cauterizar las heridas de las cabezas ya cortadas, intentando evitar así su regeneración. De un tajo corta la cabeza central y enterró. Con la sangre venenosa de la hidra mojó sus flechas, lo cual le fue de gran ayuda más adelante.
3. Capturar vivo al jabalí de Erimanto y llevarlo al palacio de Euristeo
El jabalí de Erimanto era una bestia descomunal que devastaba la región. En el camino se encontró con el sabio centauro Folo que le obsequió con una cena acompañada del vino que el Dios Dionisos había regalado a los centauros. Tras los gritos y cuando el olor del vino llegó hasta los centauros fueron a enfrentarse a Heracles , que hirió al centauro Quirón, su maestro, el que le enseñó el remedio curativo. El veneno de la flecha de Heracles era mortal y Quirón era inmortal, así que ni se moría ni le remitían los dolores, por lo que le pidió ayuda a Heracles para morir. Corriendo por una llanura nevada logró cazar al jabalí y se lo llevó vivo a Euristeo, que se escondió asustado en una ánfora.
4. Capturar a la cierva de Cerinía
En los montes de Cerinía vivía una enorme cierva con patas de bronce y cuernos de oro Estaba prohibido matarla porque estaba consagrada a la diosa Ártemis. El encargo de Heracles era atraparla viva, así que la persiguió con afán durante un año, siendo imposible hacerlo antes debido a la velocidad de la cierva. Finalmente la hirió en una pata y pudo atraparla junto al río Ladón, causando el enfado de la diosa.
5. Matar a las aves del Estínfalo
Sobre el lago Estínfalo había una nube de espantosas aves antropófagas que contaban con pico, alas y garras de hierro, devoraban todo lo que encontraban, hasta a los propios humanos. Tenían la capacidad de disparar sus plumas como si fueran flechas. Heracles no encontraba forma de abatirlas, hasta que Atenea, que estaba al acecho, le entregó dos poderosas castañuelas de bronce que le había fabricado Hefesto. Se subió a la cima y al batirlas se produjo un gran estruendo que logro ahuyentar a las monstruosas aves, abatiéndolas en pleno vuelo.
6. Limpiar los establos de Augías en 1 día
Augías era el rey de la Élide contaba con 3000 bueyes en establos que nunca se habían limpiado y causaban peligro por la insalubridad. Augías pensaba que una persona con el porte de Heracles no se rebajaría a tal cosa, le ofreció una décima parte de su ganado y tuvo que hacerlo en un único día. Para conseguirlo hizo agujeros en los establos y desvió el cauce de los ríos Alfeo y Peneo. La potencial corriente de agua arrastró todo el estiércol rápidamente.
7. Capturar vivo al toro de Creta
El rey Minos de Creta había hecho una promesa a Posidón de sacrificar lo primero que saliese del mar ya que no tenía nada digno que ofrecerle. Posidón hizo emerger del mar un toro de gran belleza pero Minos que quedó eclipsado de su encanto lo mezcló con su manada y sacrificó otro toro para ofrecer al dios. Poseidón que se sintió engañado, enloqueció al toro para que desolara la isla. Heracles aceptó el trabajo de domar al animal y fue ayudado por el propio rey Minos. A su tío Euristeo no le impresiono tanto la belleza del toro y Hera no aceptaba que lo sacrificasen en su honor por venir de parte de Heracles, así que lo dejó en libertad y llegó hasta Maratón, en el Ática, donde devastó toda la región hasta que Teseo logró matarlo
8. Atrapar a las yeguas de Diomedes
Diomedes poseía en Tracia unas yeguas antropófagas vigorosas y fieras, que tenían que estar atadas con cadenas de hierro a los establos. Eran tan fieros que hasta comían carne humana; les daban cadáveres de náufragos y de extranjeros que llegaban a la ciudad. Heracles mató a Diomedes y lo dio como alimento a los caballos, que al quedar saciados pudieron ser cogidos más fácilmente. En el camino al volver a tener hambre devoraron a Abdero que era quien acompañaba a Heracles en esta aventura. Logró dominarlas nuevamente y llevarlas a Micenas. Euristeo se las consagró a Hera y las dejó en libertad, donde alcanzaron el Olimpo y murieron devoradas por otra fieras. Después de este trabajo Heracles embarcó junto a Jasón hacia la Cólquida, en Asia menor, en busca del vellocino de oro.
9. Conseguir el cinturón de Hipólita
Euristeo quería el cinturón de Hipólita, reina de la Amazonas, para regalárselo a su hija Admeta. Las Amazonas formaban un numeroso pueblo de mujeres guerreras que habitaban en la región del Ponto, fuera de lao confines del mundo conocido. De los hijos que tenían solo criaban a las hembras. La reina recibió a Heracles , quedando impresionada de su aspecto noble. La reina Hera difundió el rumor de que un extranjero quería secuestrar a la reina y las amazonas atacaron. Heracles las vence de una en una y consigue hacer prisionera a la capitana del ejército; Alcipe. Como rescate Hipólita le entregó el cinturón. Ya de regreso liberó a la hija de Laomedonte, rey de Troya, llamada Eisione de las fauces de un monstruo marino, que se la había tragado por no haber cumplido la promesa a Poseidón de sacrificarla en su honor, ya que no le había pagado la ayuda de la construcción de los muros de Troya. Heracles sin pensarlo se lanzó a rescatarla a las fauces del animal. Laomedonte no le pagó nada y Heracles se fue muy enfadado.
10. Robar el ganado del gigante Gerión
En Eriteya, al sur de la península Ibérica, habitaba el monstruoso Gerión que era un gigante de tres cuerpos, tres cabezas, 6 piernas, 6 brazos. Tenía una manada de hermosas vacas que vigilaba otro gigante y un perro bicéfalo llamada Ortro. Gerión contaba con una gran manada de ganado vacuno. Durante el viaje hacia allí, disparó al sol y el dios Helio le obsequió con una vasija de oro con la que podía navegar en alta mar. Heracles mata a Euritión, el pastor del rebaño, y después a Ortro y Gerión, después conduce a las vacas hacia Tirinto.
Muy cansado del viaje se echa a dormir junto al Tíber, lo que aprovechó el joven pastor Caco para robarle siete de las vacas. Heracles los busco por las cuevas más próximas pero las huellas del ganado iban en sentido contrario; Caco había guiado a las vacas cogiéndolas por la cola. Los mugidos le sirvieron de pista y pudo rescatar a los animales y matar a Caco. También Hera envió a un tábano, lo que hizo que las vacas se ahuyentaran y dispersasen. Una vez recuperadas la mayoría pudo entregarlas a Euristeo, quien las sacrificó a Hera.
Originariamente Euristeo había mandado a Heracles diez trabajos pero dos de ellas no las reconoció como tales; la muerte de la hidra de Lerna por haber sido ayudado por Yolao y la limpieza de los establos de Augias por haber recibido remuneración por ello. Euristeo añadió las dos labores siguientes:
11. Descender al infierno y capturar al perro Cerbero
El can Cerbero, el perro guardián de los infiernos, era un monstruo tricéfalo de las que colgaba una repugnante baba. También contaba con cola de dragón de las que salían formas de serpiente. Con la única protección de la piel de león y las flechas, y sin compañeros, defendió a las mansiones de Hades. Vio a su amigo Teseo y a su cuñado Meleadro. Heracles quiso traer a su amigo de vuelta al mundo de los vivos pero al intentarlo la tierra tembló. Hades quiso impedirle la entrada y Heracles le hirió en un hombro con una flecha. El dios comprendió el sufrimiento humano y accedió pero con la condición de utilizar únicamente sus manos, así que lo cogió por el cuello y logró reducirlo. Al salir a la luz, a lo que estaba desacostumbrado el can Cerbero, comienza a emanar baba de la que brotó el acónito, que era una planta muy venenosa. Cuando llevó al monstruo a su tío Euristeo, éste comprendió que no podría librarse del odiado hijo de Zeus. Heracles acudió a devolver al can Cerbero a su dueño. Durante el transcurso del trabajo, Heracles se encontró con Meleagro y le prometió casarse con su hermana Deyanira. También tuvo tiempo de liberar a Teseo.
12. Robar las manzanas de oro del jardín de las Hespérides
Y llegamos al último de los 12 trabajos de Heracles. Con motivo de las bodas de Zeus y Hera, Gea plantó en la costa occidental del océano un jardín con manzanas de oro. Cuatro doncellas, llamadas hespérides, lo cuidaban con ayuda de Ladón que era un dragón de cien cabezas. No se conocía la ubicación del jardín. Heracles obligó a Nereo, viejo hombre del mar, a que le indicara el camino. Al pasar por Libia se enfrenta a Anteo y lo vence, así como a dos hermanos cércopes que eran bufones y ladrones, cogiéndolos como a dos cabritos a los que iba a llevar al mercado, pero le hicieron gracia y les soltó. Prosiguió con su camino y liberó a Prometeo que estaba encadenado en el Cáucaso y éste le enseña el camino; para llegar al Atlántico abrió el estrecho entre África y Europa. Prometeo le había aconsejado que fuera él personalmente quien robase las manzanas, así que hizo un trato con Atlas, padre de las espérides; Heracles le sostuvo la bola del mundo mientras robaba las manzanas, pero Atlante no quería volver a cargar con tanto peso. Heracles acudió a la astucia de pedirle que la volviera a sujetar un momento mientras se acomodaba una almohadilla y así logró deshacerse de la carga y huyó con las manzanas. Euristeo no quiso coger las manzanas, pues solo quería desembarazarse de Heracles. Éste las depositó en el altar de Atenea que las devolvió al jardín de las hespérides.
Muerte de Heracles
Heracles estaba casado en terceras nupcias con Deyanira, hija de Eneo, el rey de Calidón. Deyanira es hermana de Meleagro, el centauro al que Heracles dio muerte con sus flechas por haber querido abusar de ella. Antes de morir éste la había dado una droga con sangre suya envenenada (las flechas de Heracles estaban contagiadas con las sangre de la hidra de Lerna) diciendo que era un filtro de amor por si alguna vez su marido le era infiel. Movida por los celos le envió la túnica teñida con la droga. Heracles al ponerse la túnica comenzó a arder y tras su reducción a cenizas, el dios Júpiter, su padre, le divinizó ascendiéndole a los cielos en forma de nube.
Todo este tema de historia me encanta ojalá yo estuviese viva en esos años🙇
Gracias Sakira!! Un saludo.