El poder, al arte y el lujo siempre han ido de la mano. En la época del renacimiento se vivió un gran auge, llegando a ser estas demostraciones de poder algo preferente y hasta obligatorio de mostrar. Pero esta necesidad de mostrar poder mediante el lujo nos remonta a las primeras civilizaciones, en la zona de Mesopotamia, gran territorio en la zona de Oriente Próximo, con forma de media luna, ubicada entre los ríos Tigris y Eúfrates. El lujo era una confirmación de identidad y estatus, una fuente de placer al demostrar el poder.
Vamos a dar un paseo por la exposición «Lujo, de los asirios a Alejandro Magno» que se puede disfrutar hasta el 12 de Enero de 2020 en CaixaForum de Madrid (Paseo del Prado 36) donde vamos a deleitarnos con algunas de estas muestras que se han podido conservar hasta nuestros días y habitualmente se encuentran en el British Museum de Londres, así que tenerlo aquí y poderlo disfrutar también es un lujo, aunque esta vez al alcance de todos.
La ciudad se convierte en la manifestación del poder real en el imperio asirio y sobretodo Assur, su primera capital, centro del poder económico, religioso y político hasta el segundo milenio a.C. El esplendor arquitectónico asirio se consiguió en el I milenio con sus nuevas capitales; Dur-sarrukín, Nínive y Kalah. Los palacios tendían a la horizontalidad, con muchas dependencias y una profusa decoración que permitía disimular la pobreza de los materiales.
El arte asirio continúa la tradición mesopotámica del relieve histórico-narrativo. Su finalidad será ensalzar la figura del rey y alcanzó un alto grado de calidad. Donde antes primaba la figura de la divinidad pasará a dar un nuevo protagonismo al rey como imagen principal.
Asurbanipal sobre la conquista de le ciudad elamita de Hamanu. En la escena superior observamos el transporte del botín tras el saqueo de la ciudad, el cual quedaba en posesión del rey. En la segunda escena observamos un carro de combate tirado por un caballo, desde donde se lanzaban flechas a los enemigos y en la escena inferior la demolición de la ciudad, reduciéndola a escombros. Es en los grandes palacios donde jugó un gran protagonismo este tipo de iconografía, además de contar con una nueva expresividad y elevándolo al máximo esplendor narrativo y técnico.
Los relieves eran un vehículo de transmisión de la imagen y expresión del poder real, con la exaltación militar y política del soberano.
La arquitectura palacial adquiere protagonismo sobre la religiosa. El nuevo orden social va dejando de servir a los intereses del templo. Del palacio Norte en Nínive nos llega esta estela, datada entre los años 645-635 a.C. esta realizada en bajorrelieve y muestra una de la campañas de Asurbanipal sobre la conquista de le ciudad elamita de Hamanu. En la escena superior observamos el transporte del botín tras el saqueo de la ciudad, el cual quedaba en posesión del rey. En la segunda escena observamos un carro de combate tirado por un caballo, desde donde se lanzaban flechas a los enemigos y en la escena inferior la demolición de la ciudad, reduciéndola a escombros. Es en los grandes palacios donde jugó un gran protagonismo este tipo de iconografía, además de contar con una nueva expresividad y elevándolo al máximo esplendor narrativo y técnico.
Los relieves eran un vehículo de transmisión de la imagen y expresión del poder real, con la exaltación militar y política del soberano.
La arquitectura palacial adquiere protagonismo sobre la religiosa. El nuevo orden social va dejando de servir a los intereses del templo.
Los caballos eran un símbolo de estatus muy importante. El panel muestra un elegante caballo de guerra asirio que porta una cimera en la cabeza, brida y borlas que originariamente estaban policromadas en azul y rojo en tonos brillantes.
De Jorsabad también nos llega este sello de Sargón II datado del año 650 a.C. y realizado en arcilla, posteriormente cocida. Está elaborado en escritura cuneiforme, la cual realizaban presionando una caña biselada en forma de cuña. En un principio la escritura se utilizó para temas administrativos, siendo ampliada posteriormente hasta dejarnos grandes relatos como este que describe las campañas del rey Sargón II contra el enemigo pueblo de Urartu, donde ennumera los grandes recipientes de metal que adquirieron al saquearla.
«Propiedad de Tamakél, hijo de MalKam»
Sello del Mediterráneo Oriental
En este sello para estampar que proviene del Mediterráneo Oriental observamos varios registros con una escena principal central donde se observa un caballo, que como ya hemos dicho, era un símbolo de estatus. Contiene un texto en arameo que dice «Propiedad de Tamakél, hijo de MalKam». El sello una firma personal.
Los sellos eran posesiones muy poderosas y se realizaban con materiales caros, duraderos y atractivos. Se llevaban encima para evitar su pérdida. El que vemos en la imagen está realizado en cuarzo. Es admirable el dominio que tenían de la glíptica por aquellos entonces. Conserva sus dos impresiones; en positivo y en negativo.
Todo esto es sólo una pequeña muestra de todo lo que podréis disfrutar ¡No os lo perdáis!