Es uno de esos personajes poco conocidos pero que de gran importancia en la historia medieval peninsular. Tal fue su importancia que llegó a regir por tres veces el principal reino ibérico.
Reina consorte de Castilla
María Alfonso de Meneses, que ha pasado a la historia como María de Molina, fue reina de Castilla desde 1284 por matrimonio con Sancho IV el Bravo, que sucedió de manera agitada a su padre Alfonso X el Sabio. Un matrimonio muy controvertido que fue declarado incestuoso por el papado. María y Sancho eran parientes de tercer grado ya que descendían de Alfonso IX de León y pese a que lucharon por lograr una dispensa papal que nunca llegó.
Tutora de Fernando IV
En 1295, la tuberculosis acabó con el monarca castellano pero poco antes de morir nombró a su esposa tutora del infante Fernando, que subió al trono con sólo 9 años. La reina tuvo que defender la legitimidad de su matrimonio y la de su hijo al trono. Su marido Sancho no era el primogénito de Alfonso X sino Fernando, que falleció antes que su padre pero con descendencia. Los hijos de este, los infantes de la Cerda, lucharon por su legitimidad al trono castellano hasta el primer tercio el siglo XIV que finalizó con la sumisión de Alfonso de la Cerda al rey. La regente tuvo que soportar no solo la ambición de la nobleza castellana sino también las ayudas del rey aragonés a las pretensiones de los infantes. Poco pudo descansar la heredera del Señorío de Molina, su hijo Fernando IV el Emplazado falleció de manera prematura en Jaén en 1312. Castilla, de nuevo, requirió de María.
Regente de Alfonso IX
La muerte de su hijo dejaba a su nieto y heredero Alfonso en difícil situación con tan sólo un año de edad. Su abuela fue de nuevo regente, a modo casi de triunvirato compartido con los infantes don Pedro y don Juan. Este último, hijo de Alfonso X, trató de mediar con las cortes para quedar como regente único. Castilla vivía momentos de gran inestabilidad interna, con una nobleza que trataba de controlar el reino. Sin embargo ambos infantes fallecieron en batalla contra los musulmanes en 1319, por lo que María quedó como única cabeza de Castilla hasta 1321, año en que le llegó la muerte. Tenía 57 años y había ostentado el trono durante 26, como esposa, madre y abuela. Cuatro años más tarde su nieto era nombrado mayor de edad, llegaba la hora de Alfonso XI el Justiciero.