Aunque pueda sonar a una delicia francesa el croissant (de hecho la palabra sí lo es), aunque también se le llama cruasán, cachito, medialuna, etc. El origen del delicioso bollo es austriaco, en concreto de la ciudad de Viena. No es la primera vez que una exquisitez culinaria «suena» francesa pero realmente no lo es (ya hablamos del origen del consomé). Vamos a explicar su curiosa historia.
1683, Los turcos asedian Viena
Nos remontamos al año de 1683, en otro intento turco de tomar la ciudad de Viena, entre ceja y ceja de los sultanes otomanos desde mucho tiempo atrás1, que la consideraban un enclave estratégico. Un ejército muy numeroso, seguramente superaba los cien mil soldados, trató de superar las murallas de la ciudad mediante túneles subterráneos y hacer valer su enorme superioridad numérica. Sin embargo los otomanos no contaron con un enemigo imbatible: los panaderos. Es sabido que es durante la noche el horario laboral de este gremio, el mismo horario que usaron para cavar los ingenieros del sultán. El silencio de la noche era roto por las acciones turcas que fueron detectadas por los panaderos, pudiendo informar a los defensores de la ciudad que así pudieron abortar el intento de acceso a la ciudad. De esta forma, y sin quererlo, los panaderos se convirtieron en los héroes de la defensa, que terminó en un nuevo y rotundo fracaso de las armas turcas tras las acciones de la caballería cristiana.
¡Viva Viena!
Para celebrar el fin del asedio, los panaderos decidieron elaborar unos bollos de hojaldre muy especiales, con la forma de una media luna en homenaje a la bandera otomana.
Ahora ya sabes cuál el origen del croissant. Desde ahora siempre que te tomes una de estas delicias estarás celebrando la gloriosa victoria en la defensa de Viena ¡Viva Viena!
Muy interesante tu blog, no lo conocía. Si bien sabía que los croissant fueron para celebrar la derrota sobre los otomanos en las puertas de Viena, no conocía que los panaderos tuvieron un rol decisivo en la defensa de la ciudad. Estuve buscando y me parece que el nombre que le daban es «Kipferl», ignoro si en la actualidad en Austria se los conoce con ese nombre o con el galicismo «croissant».
Quizá el acto de comerse los kipferl les ocasionaba una gran satisfacción a los vencedores de la contienda de ese momento histórico. Como se nota, soy un gran ignorante pero la combato con mi curiosidad por infinitos temas y por eso le agradezco que compartas estos conocimientos a través de esta maravilla de Internet.