Se trata de el navío de línea Santísima Trinidad, un barco de la armada española que fue el más grande de su época.
El navío llegó a tener 140 cañones distribuidas en 4 cubiertas, único de su tiempo, lo que le hacía ser poco manejable. Fue hundido tras la batalla de Trafalgar. Los ingleses lo capturaron y trataron de llevarlo a tierra pero se hundió debido a la tempestad que se desató tras la batalla.
Botado en 1769 en los astilleros de La Habana, tenía más de 63 metros de eslora y en la batalla de Trafalgar llegó a tener una tripulación de más de 1.100 hombres. Siempre fue un barco muy difícil de navegar debido a los fallos en su diseño.