spot_img

¿Qué famosa batalla acabó con un Emperador Romano?

Fue la Batalla de Adrianópolis celebrada el 9 de agosto de 378 d.C. en Adrianópolis, antigua Tracia, actual Turquía, que costó la vida del Emperador Romano Valente.

Emperador Valente, batalla de Adrianopolis
Moneda de oro del Emperador Valente

En ella el Imperio Romano con su Emperador Valente se enfrentó a una confederación de pueblos Godos, principalmente Visigodos, pero también había Alanos, Ostrogodos, Tervingios, Hunos, Suevos y Vándalos, al frente del visigodo Fritigerno. Durante mucho tiempo estos habían sido usados por el Imperio como tropa auxiliar.

Valente, que disponía de un ejército de unos 60.000 efectivos con bastantes unidades de caballería (estudios más modernos reducen esta cantidad notablemente), había recibido noticias equivocadas del ejército visigodo, muy inferior al real y escasa caballería. El ejército real de los Visigodos sobrepasaba las 100.000 unidades (hay quien dice que triplicaba el ejército de Valente), con una potente caballería. Los Visigodos le habían ofrecido un oferta de paz pero sabiéndose superior en número y más a campo abierto donde las legiones romanas no habían sido derrotadas desde hacía siglos (quizás desde Cannas a manos de Aníbal y sus cartagineses), la rechazó e inició la campaña militar para acabar con ellos.

Mapa de la batalla de Adrianópolis
Mapa del desarrollo de la gran batalla

La clave de la batalla sucedió en el flanco izquierdo romano y derecho visigodo. Cuando la caballería Romana había alcanzado hábilmente las líneas visigodas, no recibieron los refuerzos necesarios que inclinaran la balanza del lado romano.  En el momento decisivo de la batalla la caballería visigoda al mando de Alateo y Safrax inició el contraataque, superando a la caballería imperial y cogiendo a las líneas de Romanas desprotegidas. Repentinamente recibieron el ataque por el flanco y por la retaguardia y en ese momento la batalla se inclinaba inevitablemente del lado Visigodo.

Tras la batalla los Visigodos intentaron tomar la ciudad fortificada de Adrianópolis (actual Edirne), donde se habían refugiado los supervivientes del ejército romano y que además albergaba el fabuloso Tesoro Imperial. Sin embargo los visigodos, que no disponían de máquinas de asedio, fueron rechazados con numerosas bajas.

La mayor consecuencia de la batalla fue que dejaban a un Imperio sin Emperador (que además no tenía hijos) y muy debilitado, no obstante aguantaría todavía un siglo más en su vertiente occidental. Un año después de la batalla, en el 379 d.C., el hispano Teodosio I, el Grande, se convertía en el nuevo Emperador y sería el último como Emperador Romano de un Imperio unificado. Tras la muerte de éste se dividiría en los Imperios de Oriente y Occidente.

spot_img

ÚLTIMOS ARTÍCULOS

Autor

Comparte