Fue un hecho curioso que aconteció, supuestamente, tras la Segunda Guerra de Nápoles (1501-1504) en la que los ejércitos españoles al mando de Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, derrotaron a los franceses de Luis XII asegurándose el dominio y la conquista definitiva del reino de Nápoles.
Al finalizar la victoriosa contienda, el rey Fernando el Católico, quizá mal aconsejado y sobre todo tras la muerte de Isabel I, la gran valedora de don Gonzalo, solicitó al Gran Capitán que diera cuenta de los enormes gastos que había supuesto la guerra para las arcas del reino.
«…por la paciencia de tener que descender a estas pequeñeces del rey a quién he regalado un reino, cien millones de ducados»
El rey Católico había viajado a Nápoles en 1506 para asegurar la presencia aragonesa en el reino recién conquistado, que de momento estaba libre del peligro francés tras el Tratado de Blois de 1505.
Ante las exigencia del monarca de justificar los gastos, Gonzalo, que ejercía como virrey en Nápoles, y enojado por tener que justificar los gastos después de tantas victorias, ridiculizó al rey al enumerar la lista de gastos, a todas luces exagerados, y que decían más o menos así:
«Por picos, palas y azadones, cien millones de ducados; por limosnas para que frailes y monjas rezasen por los españoles, ciento cincuenta mil ducados; por guantes perfumados para que los soldados no oliesen el hedor de la batalla, doscientos millones de ducados; por reponer las campanas averiadas a causa del continuo repicar a victoria, ciento setenta mil ducados; y, finalmente, por la paciencia de tener que descender a estas pequeñeces del rey a quién he regalado un reino, cien millones de ducados.»
Según se contó, tras este suceso el monarca católico dio por zanjado en asunto…
¿Verdad o mito?
Realmente hay parte de verdad, pues la lista de gastos es conservada en el Archivo Nacional de Simancas, pero difícilmente se debió producirse como nos dice la leyenda. Podemos imaginar que ni el monarca exigió de malas maneras los gastos, ni por supuesto el Gran Capitán le pudo contestar de manera tan desvergonzada.
Una de las causas de la conocida mala relación entre ambos era por celos. Al parecer causados por una supuesta relación entre Gonzalo y la reina Isabel, algo que por supuesto nunca se pudo probar. Cosas de leyendas.
Portada: Imágenes de Joaquín Domínguez y Ferrer-Dalmau.