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La Isabela, el Real Sitio que terminó bajo el agua

La Isabela fue el último Real Sitio construido por la Monarquía Española, hasta convertirse en un proyecto inacabado por la delicada situación económica que atravesaba el país en el siglo XIX. Fernando VII trató de proyectar en el complejo su sello personal, tratando de emular los grandes Sitios que habían realizado sus antepasados a lo largo del siglo XVIII.

La zona tenía un gran potencial, que incluso algunos pronosticaban a mediados de siglo que sería el «Versalles de Madrid», de cara a la temporada estival. Sin embargo la historia del Real Sitio de La Isabela es un eterno proyecto que acabó de forma lastimosa en el fondo de un pantano.

la isabela aguas de-sacedon

En un lugar de la Mancha cerca de Sacedón

La Isabella estaba situada a unos 8 km de Sacedón, un pueblo perteneciente a la provincia de Guadalajara y que actualmente está rodeado de embalses, como el de Entrepeñas y el de Buendía, a la postre la tumba de nuestro Real Sitio.

dibujo la isabela
Dibujo de época de La Isabela, junto al río Guadiela

Época romana y musulmana

Las aguas termales y curativas de la zona ya eran conocidas en la época romana, de hecho al otro lado del río Guadiela se sitúa el yacimiento de la ciudad romana de Ercávica. La zona era paso entre Complutum (Alcalá de Henares) y Caesar Augusta (Zaragoza ).

Con la llegada de los musulmanes a la península, la zona fue rehabilitada y usada como zona para curar enfermos. Un tratado árabe sobre aguas medicinales de mediados del siglo X, hablaba del lugar como «pozo de la salud».

FERNANDO VII NOMBRÓ EL LUGAR CON EL NOMBRE DE SU SEGUNDA ESPOSA, ISABEL DE BRAGANZA

En época cristiana hay poca información en los primeros tiempos, por lo que es probable un uso menor del lugar y sus aguas.

balneario La isabela
Entrada al balneario de La Isabela

A mediados del siglo XVI aparecen referencias escritas sobre las aguas termales de los llamados Baños de Sacedón, y comienzan a hacerse populares como retiro, donde la alta sociedad podía curar sus dolencias. Con Carlos II ya hubo intentos para construir algún edificio en la zona pero no llegó a concretarse. El Infante Antonio Pascual, hijo de Carlos III, dio un impulso a la zona, que visitaba con asiduidad. A finales del XVIII, un siglo donde se habían puesto de moda los balnearios en toda Europa, los monarcas asimilaron estos establecimientos como una nueva política sanitaria.

La Isabela nace con Fernando VII

Pero el tiempo para La Isabela surgió bajo el convulso reinado de Fernando VII, y el Real Sitio fue una imagen de la situación geopolítica que vivió España durante el resto del siglo. El monarca decidió la construcción de una nueva población junto a los baños. Nacía el Real Sitio de La Isabela.

La primera piedra del Real Sitio fue puesta en 1818

A finales del siglo XIX se había aprobado la reparación de los Baños de Sacedón, lo que se llevó a cabo durante los primeros años de la nueva centuria. En este tiempo, Fernando VII acompañaba regularmente a su tío, el infante Antonio Pascual. Una vez el monarca se estabilizó en el trono comenzó a dar forma al proyecto de la nueva población, cuya primera piedra fue en 1818. En diez años se realizaron las obras del centro urbano, pero no así el resto de edificios ideados.

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Así era el alzado de la iglesia que nunca se construyó

La situación de la hacienda del reino estaba ruinosa tras los años de guerra contra el francés, por lo que era más urgente acometer otras obras en caminos o calzadas, que un Real Sitio como La Isabela. Muchos de los edificios que se habían planificado por Juan de Villanueva nunca se llegaron a construir, como una iglesia, un cuartel o una casa de administración. Y no podemos decir que no fuera empeño del monarca, pues en 1820 ordenó el cese de algunas obras pero no la de La Isabela. Ni siquiera la iglesia, encargada en 1826, y que debía ser lo más majestuoso del complejo, se llevó finalmente a cabo.

El balneario, con de Isabel II

El proyecto para realizar el balneario en La Isabela se firmó en 1843, justo el mismo año que Isabel II era proclamada mayor de edad. Con un nuevo impulso, parecía que la hija podría hacer realidad el sueño de Fernando VII, pero de nuevo la situación económica y política fue un lastre. Fueron muchos los proyectos pero casi ninguno llegó a realizarse. Uno de ellos, era un edificio octogonal que contaría con 26 baños y cuatro pilas rodeando el antiguo manantial.

La llegada de las nuevas vías de comunicación, como las carreteras o el ferrocarril, hicieron aún más complicado el proyecto, pues otros balnearios disponían de mejor acceso que La Isabela.

plano del Real Sitio de La Isabela en 1871
Plano del Real Sitio de La Isabela en 1871

La desamortización iniciada en 1855 por Pascual Madoz, llevó al complejo hacia manos privadas. Fue vendido en 1865, tras ser rechazado una propuesta por parte del ministerio de Sanidad como balneario para la salud. Estas compras fueron siempre más especulativas que por deseo de proyectar el balneario. A finales del siglo, con la llegada de la Restauración, había en España casi dos centenares de balnearios. La Isabela se ofertaba en conjunto a los baños de Trillo.

El siglo XX y el final de La Isabela

En 1930 fue adquirido por Benigno, II marqués de la Vega-Inclán, un pionero del turismo en España y que sería su último propietario. Estaba convencido del enorme potencial medicinal de los baños, pero las tensiones durante la II República y la Guerra Civil terminaron por acabar con lo que había sido un bonito proyecto sin fin.


Increíble recreación de La Isabela en 3D por Royal Sites Heritage

La llegada de la electricidad y los nuevos proyectos de pantanos, fueron la sepultura de La Isabela, que descansa, desde 1957, bajo las aguas del pantano de Buendía. El complejo aún trata de decirnos algo, cuando las aguas de Buendía descienden lo suficiente para ver los restos de los que fue un sueño.

Al final, La Isabela no fue más que la imagen de la situación social y política que había atravesado el país a lo largo del siglo XIX. Eran tiempos nuevos, y ya no había sitio para un Real.

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Así se ve La Isabela cuando el pantano de Buendía lo permite
Bibliografía
  • «La Isabela, un nuevo Real Sitio para los monarcas del siglo XIX» (Amparo Aguado Pintor)
  • «El patrimonio del agua: El Real Sitio de la Isabela en Sacedón» (Kevin Tomico Hernández)
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