El cartaginés Aníbal realizó en octubre del 218 a.C. uno de los hitos más espectaculares de la historia, al atravesar con su ejército los Alpes para llegar a la península Italiana y acabar con Roma como le había hecho jurar su padre Amilcar cuando tenía 9 años. Lo hizo con cerca de 80.000 soldados (las cifras no son fáciles de calcular) y con unos 37 elefantes de guerra. Los cartagineses usaban elefantes entrenados para la guerra, se estima que dentro de las murallas de Cartago había más de 300 elefantes listos para la batalla.
Sin embargo de los 37 elefantes con los que Aníbal comenzó el paso de los Alpes, sólo uno llegó a Italia con vida. Precisamente el elefante que montaba él mismo, llamado “Sirio” o “Sirus”. A diferencia de la mayoría de los elefantes usados por Cartago que eran africanos, al parecer el de Aníbal era sirio (de ahí su nombre), una subespecie del elefante asiático mucho más corpulenta y que podían llegar a una altura de 3 metros y medio (extinguidos hace unos 2.000 años).
Si que sobrevivieron más de un elefante al paso de los Alpes y Aníbal los usó en la batalla de trevia después de esta batalla murieron todos menos Surus