Seguro que os habréis preguntado alguna vez de dónde proviene la palabra vacuna y la razón la encontráis en su propio nombre, pues la etimología de vacuna proviene de las vacas. Vamos a explicar su origen.
Edward Jenner
El nacimiento de las vacunas se debe a Edward Jenner (1749-1823), un naturalista e investigador inglés que logró uno de los mayores avances médicos jamás logrados, el desarrollo de la vacuna contra la viruela, que había hecho estragos entre la población mundial.
En 1796, Jenner usó restos de viruela bovina de una mujer había contraído la enfermedad al ordeñar a un animal infectado. Esta enfermedad, que no era mortal para los humanos, fue la solución que vio naturalista. Había descubierto que quién contraía esta enfermedad de las vacas no lo hacía de la viruela común, e ideó una forma de inocularlo en humanos.
Probablemente se documentó con los textos de Lady Mary, una aristócrata que había traído información sobre la práctica de la inoculación que se hacía en Constantinopla.
Se le ocurrió usar a James Phipps, un niño de 8 años hijo de su jardinero, al que inoculó en el brazo la linfa de una pústula de Sara Nelmes, una ordeñadora que se había infectado. Meses más tarde volvió a inocular al niño pero esta vez con una pústula de un enfermo de viruela. El resultado fue que James no contrajo la enfermedad, estaba inmunizado. Por este descubrimiento se conoce a Jenner como el padre de la inmunología.
Los resultados de las pruebas de Jenner se publicaron en 1798 y en apenas una década ya se había extendido la vacunación por todo el mundo.
Muchos monarcas fallecieron por la viruela, como Luis XV de Francia, Luis I de España o el zar Pedro II de Rusia.
Como podréis imaginar la palabra vacuna tiene su origen en las vacas, o sea en lo «vacuno» de las primeras pruebas de Jenner, en concreto a la palabra latina ‘vacca’ ¿curioso, verdad?
La inoculación en la antigüedad
Aunque es Jenner quien tiene la paternidad de la vacuna antivariólica, existen documentos que prueban que ya se inoculaba a los enfermos desde tiempos antiguos, como en China en el siglo V a.C. Incluso el griego Tucídides hace referencia a ello.
La palabra vacuna tiene su origen en las vacas, por las primeras pruebas realizadas por Jenner
Hay textos en el siglo XI referidos a una monja budista que inoculaba por las fosas nasales de gente sana, un ungüento con polvo de costras secas de enfermos de viruela. La escritora y aristócrata londinense Mary Montagu, Lady Mary, que había padecido la enfermad, documentó en las primeras décadas del siglo XVIII las prácticas de inoculación que se realizaban en el Imperio otomano.
La viruela
La viruela se conocía desde la antigüedad (se han descubierto secuelas de viruela en faraones egipcios) pero durante el siglo XVIII se había convertido es una enfermedad que causaba una alta mortalidad, cerca de un 30%, y los que lograban superarla quedaban con secuelas importantes que iban desde cicatrices, calvicie y hasta ceguera.
Las primeras prácticas de inoculación se dieron en china
De la viruela nadie se libraba y no distinguía de clases sociales. Esta enfermedad afectó a personajes históricos como Isabel I de Inglaterra, Abraham Lincoln, George Washington, Mozart o Beethoven y acabó con la vida de monarcas como Luis XV de Francia, María II de Inglaterra, Luis I de España o el zar Pedro II de Rusia.
Incluso el hijo de Felipe II, Diego Félix, falleció con 7 años por viruela. Hubiera sido el heredero del Imperio español, ya que era 3 años mayor que el futuro Felipe III.
La expedición española de la vacuna
Y no podemos olvidarnos de la expedición de Balmis de 1803, mediante la cual España quería difundir la vacuna de la viruela por todos los virreinatos. Al frente del viaje estaba el médico Francisco Xavier de Balmis junto a 22 niños a los que les fue vacunando durante el viaje. Establecieron numerosas Juntas de Vacunación a lo largo de los territorios hispanos que lograron disminuir la enorme mortalidad que había provocado la enfermedad en el continente.
Bibliografía
- «Los orígenes de la vacuna» (Arnoldo Quezada)
- «La vacunación. Antecedentes históricos en el mundo» (Denis Berdasquera,
Georgina Cruz y Carmen Luisa Suárez)