Eloy Gonzalo era miembro de un Regimiento de Infantería en la localidad cubana de Puerto Príncipe, cuando se presentó voluntario a una misión de incendiar unas fortificaciones en la localidad de Cascorro. Allí unos 3.000 insurrectos cubanos se habían hecho fuertes y estaban causando muchas bajas a los españoles. Armado de un fusil y un lata de petróleo se deslizó hacia la fortaleza y les prendió fuego, lo que permitió días más tarde ser tomada por las tropas hispanas.
Al presentarse voluntario a la peligrosa misión, le dijo a su Capitán:
«Soy inclusero y no dejo a nadie que me llore o me precise»
Fue condecorado con la Cruz de Plata al Mérito Militar, pero falleció de enfermedad en un hospital Cuba. Se le repatrió y fue enterrado en La Almudena (Madrid), fue tratado como un auténtico héroe, desde entonces fue ‘el Héroe de Cascorro’ (aquella guerra necesitaba héroes) y actualmente tiene una calle y una estatua en Madrid.