De nuevo nuestras curiosidades de la historia nos sumergen en la antigua Roma, aquella época dorada de una de las civilizaciones más luminosas de la historia.
Al parecer las casas de las grandes familias de Roma, tenían por costumbre adornar el patio interior de sus casas, llamado atrio, con imágenes o bustos de sus antepasados. Esta sala tan característica de la arquitectura romana, con sus pórticos y columnas, solía disponer además de un estanque o piscina interior. El único problema es que estaba abierta por lo que se veía afectaba por la inclemencias meteorológicas, lo que influía en la conservación de los “antepasados” familiares. Esto causaba que la piedra tuviera con el tiempo un color oscuro y poco favorecedor debido, entre otras razones, a los humos. Sin embargo en vez de suponer un problema era motivo de satisfacción para los orgullosos familiares. Este efecto de la temporalidad daba a la familia prestigio y notoriedad pues hacían ver el antiguo origen de sus ancestros.
Lo que antes era un síntoma de distinción de la familia, se ha convertido en una expresión negativa sobre alguien que se tiene en mayor estima de la que debiera. Así, si alguien te dice «se te han subido los humos a la cabeza» piensa que nada tiene que ver con tu familia…
¿Curioso verdad?