Se le atribuye a la acción del papa español Benedicto XIII, el papa Luna, considerado actualmente un antipapa.
Pedro Martínez de Luna y Pérez de Gotor (1328-1423) era su nombre secular, que tras ser elegido pontífice a la muerte de Clemente VII en 1394 recibió la fuerte oposición de Francia debido a la influencia de este por la Corona de Aragón. Esto ponía en riesgo la influencia francesa en la sede papal, que entonces estaba situada en Avignon. No olvidemos que ente los años 1378 y 1417 sucedió el Cisma de Occidente, también llamado Cisma de Avignon, donde se produjo una división temporal de la iglesia católica, llegando a existir dos (¡y hasta tres!) papas al mismo tiempo.
En 1398 Francia retiró su apoyo, sobre todo financiero, e intentó obligar al papa a que renunciara al cargo. Este se negó por lo que surgió el dicho popular de «seguir en sus trece» haciendo referencia al XIII de Benedicto.
Ante su negativa a renunciar al cargo, fue condenado como hereje y antipapa en el Concilio de Constanza de 1415. El papa de la sede de Roma, Gregorio XII, sí que renunció a favor de la unificación y se designó a Martín V como único pontífice. Falleció el 23 de mayo de 1423 en el Castillo de Peñíscola, su sede papal. Llegó hasta los 94 años, todo un hito en aquellos tiempos bajomedievales.