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El reclutamiento español en el siglo XVIII

En el siglo XVIII, el de la ilustración, no existía un reclutamiento universal como el que teníamos hace bien poco, apenas veinte años. A finales del siglo, durante el reinado de Carlos III, se promulgó en España la ley de remplazo del ejército.

Los quintos

Podías acceder al ejército como voluntario, pero para los que no deseaban hacer armas, existían dos formas de ser reclutado. Una de ellas era la de “los quintos”, donde cada localidad o municipio tenía que aportar un quinto de su población de entre los hombres que cumplían una serie de condiciones: solteros, de entre 18 y 40 años, y de una altura y robustez mínima. No siempre se trataba de la misma proporción, a veces ersa de un décimo de la población o incluso menos.

La elección era mediante sorteo, pero en él no participaban todos los ciudadanos. Se excluían los nobles, los burgueses con tierras, comerciantes, … En España también estaban excluidos los familiares de la inquisición. Al final sólo los más humildes eran los que optaban al sorteo y las clases medias y altas quedaban exentas de un servicio que duraba 8 años. Al final de ese «servicio obligatorio», los que marchaban se convertían en auténticos soldados profesionales.

Vagos y maleantes

El otro sistema de conseguir unidades para las tropas era la leva de “vagos y maleantes”. En ella todos aquellos vagabundos, borrachos, mendigos u holgazanes podían ser reclutados de manera forzosa y unidos al ejército. Había personas encargadas de buscar estos “maleantes” y recibían una remuneración por cada reclutado. Tiempo atrás, Carlos I ya había usado a estas gentes «sin oficio ni beneficio» de sustento de tropas. También su hijo, Felipe II, autorizó esta práctica en 1566, como haría el último rey de la casa de Austria, Carlos II, para así no sobrecargar las levas de los quintos.

Sin embargo estos «vagos y ociosos«, como decían las ordenanzas, iban destinados a la marina pero no a la infantería. con esta medida se trataba de salvaguardar el honor de la parte más importante del ejército que sería completada solo con levas de reemplazo por medio de los quintos.

Redenciones en metálico

Ya en el siglo XIX se introdujo en España la “redención en metálico” mediante la cual, cualquier persona podía librarse del servicio pagando una cantidad económica. Por ejemplo en la Guerra de Cuba de 1898, esta cantidad ascendía a 1.500 pesetas, por lo que sólo lo más pobres fueron los que acudieron a socorrer a un imperio herido de muerte.

redencion en metalico 1896
Recibo de 1.500 pesetas para la de la redención en metálico (1896)

Imagen de portada: Montaner
Bibliografía:
  • «Historia de la Humanidad» (Rafael Ballester)
  • «De labradores a soldados: un estudio social de las quintas del siglo XVIII» (María Vicenta Candela Marco)
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