Gran político y genio militar de la época republicana (siglo II a. C), Cayo Mario fue el gran renovador de la legiones y el causante de convertirlas en el ejército más poderoso de la época.
Elegido hasta siete veces cónsul, algo nunca visto en Roma, muestra la importancia que tuvo este personaje. Anualmente se elegían dos cónsules cuyo cometido eran legislativos y sobre todo militares. Sin embargo la vigencia era de sólo un año y no se renovaban, pero las importantes campañas militares iniciadas por Mario convencieron al senado en renovar su consulado hasta siete veces. Destacó principalmente como gran comandante militar: mauritanos, cimbrios y teutones, todos fueron derrotados ante las topas del cónsul.
Cayo Mario fue elegido 7 veces cónsul, algo que jamás había sucedido en la historia de Roma.
Sin duda su mayor legado son las reformas que realizó en el ejército, que se encontraba en una profunda crisis con muchas presiones sociales y políticas y de unas dimensiones que era incapaz de cubrir todas las necesidades de los conflictos ante los que se enfrentaba la República. Eliminó los requerimientos de que cualquiera que quisiera entrar en el ejército tuviera que disponer de tierras además dotó a los soldados de salario, lo que hacía que aumentara notablemente las dimensiones de este además de convertirlo en un ejército plenamente profesional. Ahora todos podían acceder, incluso las personas de más baja condición.
Respecto a la estructura, decidió dividir los soldados en cohortes, formadas por unos 400 hombres (y a su vez en manípulos, centurias y contubernios), y diez de estas cohortes formaban una legión, que formaba la unidad principal y era en sí un ejército con todas las dotaciones necesarias. Ideó que cada legión tuviera algo que la hiciera única, un estandarte: el águila de la legión, lo que lo convirtió en un símbolo de unidad. Introdujo en entrenamiento regular de las tropas, lo que permitió una mejora constante de las unidades, sobre todo en los periodos entre guerras.
Sus enfrentamientos con Sila pusieron el punto y final. Fallecía de apoplejía en Roma en el año 86 a.C. Pero sus reformas perdurarán en el tiempo. Cayo Mario convirtió a los ejércitos romanos en una auténtica máquina de matar y, gracias a ello, la república y futuro imperio dominaría el mundo conocido durante muchos siglos.
La guerra de Yugurta fue su laboratorio.