Esparta fue la polis que dominó militarmente Grecia durante muchos años, enfrentado a Atenas hasta que la derrotó en la Guerra del Peloponeso. Estas guerras debilitaron mucho a ambas poléis y el dominio Espartano llegó a su fin. Fue Tebas, que se mantuvo al margen de estos conflictos, la que recogió el testigo como dominante de la península helena gracias a Epaminondas y sus nuevas tácticas, aunque desgraciadamente para ellos no por mucho tiempo.
Epaminondas, el gran general tebano
Aquí surgió de manera estelar Epaminondas, al que la historia probablemente no ha tratado de manera justa, eclipsado por otros grandes militares de épocas anteriores. Lideró a la liga Beocia frente a la del Peloponeso (liderada por Esparta) y los derrotó en Leuctra y Mantinea.
Leuctra, el fin del dominio espartano
La batalla de Leuctra, en el año 371 a.C., supuso el fin de la liga del Peloponeso. Las novedosas tácticas de Epaminondas lograron vencer a “invencibles” hoplitas espartanos. Situó a la élite de su ejército, el “batallón sagrado” frente a las mejores unidades de Esparta, el “flanco de honor”. Pero la novedad fue situar un mayor número de filas de lo habitual, debilitando a propósito su otro flanco cuya orden era retroceder. De esta forma los tebanos salvaban la inferioridad numérica en el número de hoplitas. La caballería tebana, superior a la espartana, y el flanco superior tebano decantaron la batalla de su lado e instauró la supremacía beocia.
«Epaminondas fue el primer hombre de Grecia»
Cicerón
Leuctra debilitó notablemente a Esparta que recibió varias invasiones y saqueos por parte tebana. En una de las invasiones se desencadenó la batalla de Mantinea (362 d.C.) donde, de nuevo Epaminondas usando tácticas similares a las empleadas en Leuctra, volvió a derrotar a los Espartanos y a sus aliados como Atenas. Sin embargo en esta ocasión nuestro protagonista encontró la muerte y lo que pudo ser una supremacía total se vino abajo sin el liderazgo de un gran general.
La Macedonia de Filipo
El dominio tebano fue efímero. El desgaste sufrido en Mantinea, la ausencia de un líder claro y un nuevo poder emergente en la zona causó el fin de la supremacía de Tebas. Los macedonios de Filipo II irrumpían con fuerza y se convertirían en la nueva potencia de la zona.