Este curioso nombre es como se conoce a una fructífera ruta comercial creada por el Imperio Español en el siglo XVI y que permitía unir sus puertos de partes tan lejanas como Filipinas y Sevilla.
Fernando de Magallanes tomo posesión de Filipinas para España en 1521, pero no fue colonia de manera efectiva hasta 1565. Pero se encontraba en pleno océano pacífico y muy lejos del resto de posesiones hispanas y de sus rutas en el Caribe, lo que hacía muy difícil su explotación comercial. Esta ruta tan extraordinaria permitió crear una ruta marítima entre Manila y el puerto de Acapulco de ‘Nueva España’. Desde este puerto de la actual México, y tras un pequeño viaje por tierra, las mercancías procedentes de Filipinas se unían a la ‘Flota de las Indias’, que unían el ‘Nuevo Mundo’ con los puertos de Cádiz o Sevilla, completando de esta forma un extraordinario viaje de más de 24.000 kilómetros.
Este viaje Manila-Acapulco, de unos 14.000 kilómetros por el ‘desconocido’ océano Pacífico, tenía una duración de unos 5 meses y se realizaba 2 veces al año. Desde que se inaugurara esta ruta en 1565 por el explorador y religioso español Andrés de Urdaneta hasta 1815, se realizaron más de una centena de expediciones comerciales. Sin embargo la independencia de México a principios del siglo XIX puso fin a dos siglos y medio de esta explotación marinera.