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Almanzor, el azote de los reinos cristianos… y del Califato de Córdoba

En los albores del año 1.000, surgió un personaje que dio un giro a la configuración de la península ibérica y puso en graves aprietos a los reinos cristianos. Almanzor, «El Victorioso», aterrorizó durante casi 20 años a los norteños peninsulares logrando el cenit de poder jamás logrado en al-Ándalus, cuya caída arrastró al propio Califato Omeya.

Muhammad Ibn Abi Amir, conocido por los cristianos como Almanzor, nació en Torrox en el año 938 en el seno de una familia acomodada, que pronto le permitió estudiar en Córdoba y hacerse hueco cerca de los estamentos de poder de la capital del califato, comenzando su carrera junto al cadí (juez de la ley islámica) de Córdoba.

Almanzor el Victorioso
Busto de Almanzor en Calatañazor (Soria)

Fue alcanzando cargos cada vez más importantes, entre ellos director de la ceca (casa de la moneda), cadí en Sevilla y Niebla o jefe de policía.

Hay cuatro personajes clave en la vida de Almanzor, de los cuales se sirvió para ir escalando en la corte cordobesa y de los que se deshizo llegado el momento. Son el califa Hisham II, su madre Subh, esposa favorita de su padre y vascona de nombre Aurora, el chambelán (o háyib), al-Mushafi, una especie de primer ministro del califa y el general de la frontera Galib.

Muerte del califa y rebelión de los saqaliba

La situación del Califato de Córdoba se complicó tras la muerte del califa al-Hakam II. Su primogénito había fallecido y el siguiente en la sucesión tenía solo 11 años. Almanzor, que había sido designado como administrador de los bienes de los herederos del califa, se ganó la confianza de la poderosa Subh, la «gran princesa» o «princesa madre», al apoyar la legitimidad de su hijo Hisham junto a al-Mushafi. Una rebelión de los saqaliba, la guardia eslava que pretendía situar en el trono al hermano del califa fallecido, fue finalmente derrotada y el pretendiente, al-Mugira, ejecutado.

vascona subh princesa madre
La vascona Subh, favorita de al-Hakam II y regente de su hijo Hisam II

Logró muchos beneficios gracias a la buena sintonía con Subh. La «princesa madre», que hacía de regente en la sombra, tenía a Almanzor como «sus ojos» fuera de palacio y era el brazo armado de la regencia. El ascenso de al-Mushafi le valió a Almanzor el importante puesto de visir, que lo situaba como segundo en jerarquía tras el chambelán. Pronto iba a dar muestras de su poderío liderando su primera campaña contra los cristianos en el año 977 por tierras leonesas. Al-Mushafi no supo responder a las correrías cristianas y fue Almanzor quién dio la respuesta necesaria ante la insistencia de Subh de fortalecer al-Ándalus, alcanzando un gran prestigio en la capital.

La primera campaña contra los cristianos en tierras leonesas, en el año 977, de la que obtuvo más de 2.000 cautivos, reforzó su poderío militar en al-Ándalus

Primero, al-Mushafi

Pronto llegó el momento de desprenderse de al-Mushafi, para lo cual primero logró casarse con Asma, la hija del general Galib y pretendida por el chambelán, al que después acusaron de nepotismo y fue encerrado en prisión donde falleció a los pocos años.

Almanzor realizó más de 50 expediciones contra los reinos cristianos y no perdió ninguna

Segundo, Galib

Pero la unión entre Galib y Almanzor tampoco duró demasiado en el tiempo. El general, era muy fiel a la dinastía Omeya y se fue percatando del poder que estaba logrando Almanzor y forzó un enfrentamiento en el año 981 en Torrevicente, donde el viejo general se apoyó en los cristianos del reino de León y el condado de Castilla. La victoria Almanzor fue tan rotunda que se llamó «la campaña de la victoria». Zamora fue saqueada e incluso se atrevió a enviarle a su esposa la cabeza de su propio padre. Tras este triunfo se le empezó a conocer como al-Mansur, Almanzor para los cristianos, que significaba «El Victorioso» o «el Vencedor de Dios».

El estado físico del califa Hisam II

Mucho se ha comentado sobre cómo Almanzor logró apartar al califa del poder, aunque parece que Hisam II nunca estuvo especialmente interesado en gobernar. El califa pudo sufrir problemas físicos, como falta de movilidad y parálisis en el lado izquierdo de la cara, llegando algunas fuentes a afirmar que era disminuido mental. Si esto fuera cierto, estaba incumpliendo los preceptos del Islam ya que esa situación física le hacía incapaz para gobernar. Esta puede ser una de las razones por la que apenas se dejara ver y siempre fuera con velo.

Ya sin rival por el poder en el califato, se hizo nombrar háyib (vacante tras al-Mushafi), el máximo cargo por debajo del califa. En ese momento comenzó las grandes expediciones contra los cristianos, más de cincuenta, y todas ellos victoriosas. Cimentó su poder en base a sus hazañas militares y el control total sobre el ejército, que reformó buscando sobre todo la lealtad.

Califa Omeya Hisam II al-Ándalus
El califa Omeya Hisam II

El palacio digno de un califa

En ese mismo año de 981 terminó de construir su gran palacio, al-Madina al-Zahira, donde trasladó toda la administración del estado, desvinculando cualquier control del califato por parte de Hisham II. El califa permanecía distraído con juegos y mujeres junto a su madre en Medina Azahara, el palacio construido por su abuelo Abderramán III. Poco a poco iban quedando atrás los años de complicidad entre Almanzor y la madre del califa. Desgraciadamente, ambos palacios fueron destruidos durante la guerra civil o fitna, que significó el derrumbe del califato y la llegada de los primeros reinos de Taifas.

expediciones de Almanzor
Las expediciones y conquistas realizadas por Almanzor

Se puede considerar que entre el 981 y el 1002, año de su fallecimiento, los años en los que alcanzó el máximo poder y un control total con mano de hierro. Pocos lugares del norte peninsular se libraron de sus ejércitos. Las campañas sucesivas contra Zamora, Simancas, Sepúlveda, Barcelona, Coimbra o Cervera fueron contundentes, pero sobre todo la que realizó en el año 997 contra Santiago de Compostela, donde “El Victorioso” sólo respetó el sepulcro del Apóstol. Ese mismo año había roto definitivamente con Subh, por lo que la campaña victoriosa contra la cabeza de la cristiandad hispana, le afirmó como el dueño absoluto de la península ibérica.

¿Intentó Almanzor convertirse en califa?

Debido a la manifiesta incapacidad de Hisam II, intentó asumir ese título y solicitó el consenso de las autoridades islámicas, alfaquíes y visires, que lo vetaron, entre otras cosas, porque no provenía de la tribu del profeta (Qurays). También intentó repetidamente que la plegaria de los viernes se realizara desde su palacio y no desde Medina Azahara, opción que también fue rechazada.

El final del Victorioso y del califato

Tras regresar de una de las expediciones realizadas en el año 1002, y tras saquear el Monasterio de San Millán de la Cogolla, comenzó a sentirse indispuesto y apenas pudo llegar a Medinaceli, plaza fronteriza, donde falleció durante la noche del 9 al 10 de agosto a la edad de 65 años.

Almanzor al-Mansur
Al- Mansur, el Victorioso, conocido por los cristianos como Almanzor

Sin Almanzor, la telaraña de poder que había diseñado se desmoronó. Había acabado con la estructura cimentada por la dinastía Omeya, apoyándose en los bereberes que eran  acérrimos enemigos de los andalusíes (más aún que de los cristianos). El conflicto civil estaba cerca.

Su heredero al-Muzáffar, enérgico y buen militar como su padre, pudo aguantar unos años hasta su fallecimiento en 1008. Probablemente envenenado por su hermanastro Abderramán Sanchuelo, este heredó su puesto de chambelán y convenció al califa Hisam II de que le nombrase su heredero. La osadía le costó cara y fue asesinado, dando comienzo a la guerra civil que acabó con el califato.

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