El 30 de enero de 1945 se hundió el trasatlántico alemán Whilhelm Gustloff llevándose al fondo del mar a 9.343 personas de las 10.582 que llevaba a bordo. Estas cifras lo convierten en el mayor de la historia dejando muy lejos casos tan famosos como el del Titanic con 1.514 víctimas.
En plena Segunda Guerra Mundial, la causa del hundimiento fue el impacto de 3 torpedos desde un submarino soviético, el S-13 al mando de Alexander Marinesko. El trasatlántico de 25.000 toneladas y más de 200 metros de eslora, era un buque hospital que trataba de evacuar a heridos y civiles desde Danzig, dentro de la operación Aníbal ante la llegada del ejercito rojo desde el frente del este.
Diez días después del hundimiento del Whilhelm Gustloff, el S-13 de Marinesko hundió al crucero General von Steuben con más de 3.000 muertos. Pese a estas acciones, Alexander Marinesko no fue elogiado como merecía en su país. Con fama de alcohólico, mujeriego e insubordinado, terminó fuera del ejército y casi en la indigencia. Incluso pasó incluso 3 años en la cárcel. Sin embargo en 1990 a título póstumo se le nombró «héroe de la Unión Soviética».
Como curiosidad, de los 4 torpedos que lanzó aquel día el S-13, y que impactaron 3, iban rotulados de la siguiente manera:
- Torpedo 1: Por la madre patria
- Torpedo 2: Por Stalin
- Torpedo 3: Por el pueblo soviético
- Torpedo 4: Por Leningrado