Felipe II tuvo dificultades para encontrar sucesor. Su primera esposa fue su prima, María de Portugal, que falleció durante el parto del príncipe Carlos, y cuya salud también era precaria. 9 años después se casó con María Tudor y no tuvieron descendencia. Tras un año viudo, en 1559, se casó con Isabel de Valois con la que tuvo a Isabel Clara Eugenia y a Catalina Micaela. En 1568 Isabel murió y ese mismo año lo hacía el infante Carlos, lo que dejaban a Felipe II, con 41 años de edad, nuevamente viudo y sin heredero masculino.
Felipe II regresó a España en 1559 cuando Carlos tenía 14 años, quien había vivido su infancia sin ver a su padre.
Felipe II y María de Portugal eran primos, la consanguinidad hizo que Carlos padeciese defectos físicos y psíquicos. Su abuelo, Carlos V, aterrado por su temperamento y aspecto, se negaba a verlo y a que viviera con él en Yuste. Pese a ello, en 1560, las Cortes de Castilla lo reconocieron como heredero. Pasó la adolescencia en Alcalá, pero la universidad no dejó huella en su mente retrasada. En una ocasión, cayó por las escaleras y resultó gravemente herido en la cabeza, Felipe II se trasladó a Alcalá con un médico, que realizó una trepanación de la que consiguió sobrevivir.
En 1562, Felipe II lo nombró presidente del Consejo de Estado, pero su comportamiento se hizo cada vez más excéntrico, haciendo que sus compañeros en el Consejo fueran el blanco de su ira, mientras mostraba indiscreción política. Felipe lo intentó desposar con María Estuardo, pero desistió. Don Carlos deseaba ser gobernador de Países Bajos, pero debido a su incapacidad política, no podía ser. Esto provocó que criticara a su padre de forma abierta, convencido de que le negaba cargo y afecto sin razón, mientras realizaba actos de violencia y sadismo sexual.
- María Manuela de Portugal (1543-1545)
- María Tudor (1554-1558)
- Isabel de Valois (1559-1568)
- Ana de Austria (1570-1580)
Cuando Felipe II envió al duque de Alba a los Países Bajos para iniciar la represión, uno de los cabecillas rebeldes era el conde de Egmont, que había estado en Madrid en 1565 y conocedor de que Carlos hacía planes para escapar allí, pero éste confió sus proyectos al príncipe de Éboli, leal a Felipe II, que informó al rey. En junio de 1566, el barón de Montigny llegó a Madrid como representante de los líderes rebeldes, Egmont y Hornes, y cuando, en septiembre de 1567, el duque de Alba informó desde Bruselas que había conducido a prisión al Hornes, Felipe II capturó a su agente y lo ejecutó 3 años después. También Montigny había conocido a Carlos y en 1567, había ideado otro intento de huida a Países Bajos y pidió a Éboli 200.000 ducados para ello. Felipe II volvió a ser informado y nuevamente decidió no actuar. Don Carlos pidió ayuda a miembros de la alta nobleza para una empresa que estaba planeando, el monarca no tardó en enterarse, terminando con la petición del príncipe a don Juan de Austria de que lo llevara a Italia, prometiéndole Nápoles y Milán cuando triunfara su causa, algo de lo que don Juan informó al rey.
Era deber de Felipe II evitar que la corona fuera a un hombre incapacitado y que situaría a la monarquía en la situación de la que había sido rescatada por los RRCC. También era necesario impedir que contrajera matrimonio y tuviera un heredero.
En enero de 1568, Felipe II, entró en las dependencias de su hijo en el Alcázar de Madrid, se llevó los documentos del príncipe, lo entregó a los hombres armados y se marchó, siendo la última vez que vio a su hijo. Mientras don Carlos permanecía confinado, Felipe II comunicó su decisión al cardenal Espinosa, al príncipe de Éboli y al duque de Feria, igualmente pidió el consejo de algunos teólogos. Luego, dio instrucciones sobre el régimen de vida de su hijo en la prisión del Alcázar, donde murió el 25 julio de 1568 en circunstancias aún desconocidas.
Puede ser que Felipe II hubiera ordenado la ejecución, pues creía que se jugaba el destino de la monarquía; imposible saber la veracidad. Las numerosas versiones sobre la muerte (ordenada por su padre y decapitado, estrangulado, envenenado o a causa de sus excesos en prisión) son especulaciones, quedando la versión oficial como fallecimiento por inanición.
Al ser Carlos aceptado por las Cortes como heredero, su padre quiso justificar su arresto. Al día siguiente, ordenó a su correo mayor que retuviera la correspondencia y durante dos días no salió ninguna carta de la capital. El 22 de enero, dio a conocer su versión oficial, en cartas al papa, a sus embajadores y a sus oficiales.
En ellas se recogía los hechos objetivos de la detención del príncipe, con la apostilla de que su deber lo había obligado a tomar esa decisión y cuando comenzaron a difundirse los rumores y el escándalo, defendió su actuación de forma más detallada en cartas confidenciales que dirigió a los que su opinión era para él importante, indicando que ordenó al arresto no por delito, sino porque no era responsable de sus acciones. Posiblemente su muerte se explique por excesos durante su encierro: breve huelga de hambre seguida por intensa gula e ingesta masiva de hielo.
En 1568, Felipe II perdió a su tercera esposa, Isabel de Valois, y a su único hijo varón, hechos que desataron injurias por Europa y el problema de encontrar un sucesor. En noviembre de 1570 se casó con Ana de Austria que le dio 4 varones y una niña, de los cuales sólo uno superó la niñez, el que sucedería a su padre con el nombre de Felipe III.
El cuadro de la portada es de Alejandro de Farnesio no Don Carlos pintado por Sofonisba Anguissola.
https://es.wikipedia.org/wiki/Alejandro_Farnesio_(duque_de_Parma)#/media/Archivo:Alessandro_Farnese,_S._Anguisciola.jpg
Tienes toda la razón Antonio. Ya la hemos cambiado, gracias 🙂