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«Para mi viuda…» la dramática despedida del capitán Scott

Robert Falcon Scott (1868-1912), conocido como el capitán Scott, fue un explorador británico que intentó ser la primera persona en llegar al polo sur. En esta gran aventura le tocó como rival un noruego llamado Roald Amundsen, os suena ¿verdad?

Desgraciadamente para Scott, aparte de perder la carrera por llegar primero al polo sur, la vuelta a casa resultaría definitiva para el destino de los integrantes de la expedición. Una carta escrita a su mujer nos muestra las calamidades que vivieron y cómo se mantuvieron con una enorme entereza y compañerismo hasta el último momento.

La desgracia de Scott

Tras años de preparación de la empresa y tras sufrir no pocas inclemencias durante el viaje, por ejemplo por usar un material poco adecuado a las extremas temperaturas, los cinco integrantes de la expedición alcanzaron el polo sur el 17 de enero de 1912. Sin embargo al llegar al punto geográfico del polo sur, se encontró la bandera noruega. Un mes antes Amundsen había logrado la hazaña. Se había perdido la oportunidad de coronar la Antártida en primer lugar y todo había sucedido por apenas cuatro semanas.

Tras el fracaso de la expedición tenían un reto no menos importante… el regreso a casa. Abatidos y desmoralizados, tenían por delante más de mil kilómetros por un terreno congelado, con temperaturas de 70 grados bajo cero y con escasas provisiones. Durante el trayecto fueron muriendo los miembros del equipo y poco a poco fueron perdiendo la esperanza.

Sin esperanza

A sabiendas que jamás regresarían a casa, el capitán Scott escribió una dramática carta de despedida a su mujer y a su hijo, que apenas contaba con 2 años de edad. La carta comenzaba con un “para mi viuda”, lo que indica el infierno que tuvieron que vivir durante los últimos días.

«Para mi viuda

Queridísima mía: nos encontramos en un grave aprieto y dudo mucho que salgamos adelante…»

(Así comenzaba la carta de Scoot)

La carta la escribió durante varios días, y en ella muestra como cada vez es menos optimista con el futuro de la expedición. Relata cómo están a “sólo” 30 km de un sitio de provisiones y sólo unos párrafos después asumen que aún se encuentran a 17 km y piensa que no llegarán nunca.

Con gran entereza, el explorador indica que han decidido luchar hasta el final por llegar al depósito, pero nunca matarse entre ellos por lo que queda de comida.

 robert scott
La carta de despedida del capitán Robert Scott

Sobre el futuro, Robert Scott lamenta no poder ayudar a su querida Kathelee a criar a su hijo y le pide que no dude en casarse de nuevo si encuentra el hombre apropiado, todo para que el pequeño tenga el mejor porvenir posible.

«Siempre te he amado, sabes que mis pensamientos siempre han estado contigo y, ¡ay de mí!, es preciso que sepas que lo peor de esta situación es la idea de no volver a verte…»

Los restos de la expedición de Scott

El 12 de noviembre de 1912 se encontraron los restos de la expedición de Robert Scott. Los cadáveres y sus pertenencias. Se estima que habían fallecido el 29 de marzo. Entre los bagajes, como había indicado en la carta, había más cartas que su viuda debía entregar. Un collar con el retrato de su mujer e hijo y un pedacito de la bandera británica. Según le había indicado era parte de la que había clavado en el polo sur. Debía dividirla en varios pedazos y entregarle un trozo al rey Jorge V, otro a la (ex) reina Alejandra (esposa del difunto Eduardo VII y madre de Jorge V) y otro debía quedárselo ella.

capitan robert scott
Los miembros de la expedición.

Bibliografía: «Cartas Memorables» (Shaun Usher)
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5 COMENTARIOS

  1. Antes que nada, pedirte dusculpas por el atrevimiento, pero en tu artículo hay, creo, un pequeño error que puede, incluso, tratarse de una errata.
    Cuando hablas de los trozos de la bandera, uno para la reina Alejandra (me imagino que como reina madre), otro para su esposa y otro para el rey Jorge VI…pero el rey en 1912 no era Jorge VI, sino Jorge V, su padre. Como bien sabes, después vino Eduardo VIII que renunció al trono, y no fué hasta diciembre de 1936 que Jorge VI llevó la corona. Sólo ésto; por lo demás, muy interesante. Gracias.

  2. El capitan Robert Scott, todo un ejemplo de honor y valentía para las generaciones de su tiempo y las actuales. Un hombre de admirar

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