El 31 de octubre de 1517, un monje franciscano llamado Martín Lutero (1483-1546) colgó de la iglesia de Wittenberg un texto que iba a ser decisivo para el devenir de la iglesia durante el siglo XVI. En él se plasmaban sus 95 tesis, que demandaban una profunda reforma en la Iglesia (sobre las indulgencias, la vida del clero, el sacerdocio, etc.). Sería el comienzo de los llamados «protestantes».
Este hecho provocó una respuesta del Papa mediante una bula, Decet Romanum Pontificem, que terminó en excomunión ante la negativa del monje de rectificar. Algunos príncipes alemanes vieron una gran oportunidad para lograr desembarazarse
del poder Imperial y apoyaron la reforma, por lo que comenzaron a ser llamados “reformadores“, aún no eran protestantes…
En 1521 se celebró la Dieta de Worms, donde el emperador Carlos V trató de mediar y evitar un cisma en la iglesia. Sin embargo, de nuevo el monje se negó a revocar sus tesis y fue declarado hereje y por tanto debía ser perseguido y arrestado. Sin embargo el emperador le había asegurado un salvoconducto por lo que pudo escapar. En el trayecto de vuelta fue «secuestrado» por el príncipe elector Federico de Sajonia, que le puso bajo su protección en su castillo de Wartburg.
El emperador tenía demasiados frentes, contra Francia, los turcos o contra el propio papado, lo que motivó el Saco de Roma de 1527. Demasiados conflictos que ayudaron a la expansión de la Reforma.
“Protestamos ante Dios…”, así comenzaba la Protesta de Spira que redactaron los reformados en la Dieta Imperial de 1529
La Dieta Imperial de 1526 celebrada en Spira, pese a lograr algunos acuerdos, como dejar en suspenso los acuerdos de Worms y así dejando que cada príncipe eligiera la religión de su estado (Cuius regio eius religio), lo que al fin y al cabo era libertad para los señores e intolerancia para sus súbditos. Lo que quedó claro en Spira era que mantener los acuerdos no iba a ser una tarea sencilla.
En 1529 una nueva dieta, también el Spira, donde el emperador trató de revocar los acuerdos de 1526 e imponer los de Worms, sobre todo motivado tras lograr la paz con Francia. Esto provocó la airada protesta de los reformados, que plasmaron en un documento que comenzaba con “Protestamos ante Dios…”. Esta expresión fue la que dio origen al nombre de los protestantes, por lo que serían llamados así desde entonces. El documento fue firmado por 6 príncipes alemanes y 14 ciudades.