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El tesoro visigodo: oro, joyas y una mesa

Los visigodos acumularon grandes riquezas y tesoros a lo largo de trayectoria por Europa,  desde su origen en los pueblos del norte hasta su etapa final en la Península Ibérica. Durante los siglos fueron dando forma y tamaño al magnífico tesoro visigodo. Ningún pueblo de los llamados bárbaros acumuló tantas ni tan preciadas riquezas, entre ellas la Mesa de Salomón.

Tesoro real visigodo

Su gran tesoro real fue aumentando con los subsidios que recibían como federado de Roma y sobre todo gracias al saqueo de la Ciudad Eterna en tiempos de Alarico. Todos los reyes visigodos aumentaron este tesoro dando forma a la riqueza del reino y a su vez dando poder al monarca. Los monarcas idolatraban el tesoro regio y lo asociaban a su legitimidad al trono, algo que les hacía buena falta con tantos rivales políticos. La vida cotidiana de los reyes godos incluía, casi a diario, una visita a «su tesoro» que  inspeccionaban a modo casi de ritual. Existía además un dignatario a cargo su  control. Era el conde del tesoro que, además de proteger las riquezas del reino, también se ocupaba del archivo.

Piezas del tesoro real visigodo

Encontramos el llamado tesoro antiguo formado por las joyas patrimoniales de las tribus originarias godas. Estas fueron aumentando con las nuevas conquistas, como la de Roma por Alarico o la de Leovigildo con los suevos. Esta última conquista del noroeste de Hispania, les otorgó el dominio de las minas de oro de Galicia que continuaron siendo explotadas en época visigoda. Además de oro y plata, se componía de piedras preciosas como perlas, esmeraldas o rubíes, elementos que formaban las famosas coronas votivas como las que se encontraron en los tesoros de Guarrazar o en Torredonjimeno. De todas ellas destaca la del rey Recesvinto que hoy podemos disfrutar en el Museo Arqueológico Nacional (MAN).

corona recesvinto
Corona votiva de Recesvinto (historiadelarteuned.blogspot.com)

Sobre el tesoro que encontraron al saquear Roma están incluidas las riquezas que consiguió Tito (por entonces comandante militar, aunque llegaría a ser emperador) en el año 70 d.C. tras saquear el templo de Salomón en Jerusalén. Es difícil saber la composición de los tesoros de Salomón, ya que había muchas piezas de oro y fueron fundidas por sucesivos emperadores romanos. Pero de entre todos ellos el más importante y legendario era la mesa del rey Salomón.

Parte este tesoro visigodo se perdió cuando intentaron alcanzar la costa del norte de África debido a un naufragio. Los visigodos trataron de continuar su trayecto más allá de la Península Ibérica pero no eran grandes marinos y terminaron asentándose definitivamente en el sur de la Galia primero y después en Hispania. Otro pueblo bárbaro, los vándalos, sí lograron atravesar el estrecho y establecerse en el norte de África, desde donde atacaron al imperio Romano.

En la batalla de Vouillé (507) los visigodos sufrieron una decisiva derrotada por los francos de Clodoveo, que significó la pérdida del reino de Tolosa y la muerte de su rey Alarico II. Por ello tuvieron que trasladar de manera urgente el tesoro real a zonas más seguras como Carcasona, lugar que era más difícil de conquistar y a fe que los francos lo intentaron. Pero gracias a los ostrogodos, el pueblo hermano de los visigodos y de origen común, les ayudaron a salvar el tesoro regio. Teodorico el Grande se llevó las riquezas de Carcasona a Rávena para así mantenerlo alejado de los francos. Tras consolidar el reino visigodo en Hispania, bajo el reinado de Amalarico, este consiguió qué el tesoro fuera devuelto por el rey ostrogodo que era primo suyo. El visigodo era nieto del gran Teodorico.

alarico i y ii
Grandes diferencias: Alarico II, que perdió el reino de Tolosa y Alarico I que saqueó Roma.

Existe la falsa creencia de que los visigodos llevaban siempre consigo el tesoro real tanto en sus viajes como en sus batallas. Esto no es totalmente cierto aunque si es verdad que a veces sí lo llevaban consigo. El lugar habitual dónde permanecía el tesoro real visigodo era en Toledo, en el Palacio Real, cerca del rey. Y fue allí fue donde lo encontraron los árabes al llegar a la capital tras la victoria en Guadalete.

El tesoro regio iba asociado al monarca y a su destino, pues de ello dependía por ejemplo el pago a los soldados y por tanto su fidelidad. El rey Agila fue derrotado en una revuelta en Córdoba liderada por un usurpador. En aquel suceso el monarca portaba el tesoro y tras la batalla lo perdió. Apenas logró huir para salvar la vida y refugiarse en Mérida pero sin tesoro fue asesinado por sus propias huestes. El tesoro se asociaba a su destino, en este caso fatal. Es probable que desde aquella derrota ningún monarca visigodo se atreviera a mover el tesoro de Toledo.

Los tesoros y el apoyo exterior

Los tesoros visigodos también sirvieron para buscar apoyo exterior en sus conflictos internos, algo que fue bastante habitual y origen de su final. Por ejemplo Sisenando entregó parte a los francos para ayudarle contra Suintila. En este caso les prometió nada más y nada menos que el missorium, una bandeja de oro de 500 libras (226 kg.) que le había entregado Aecio a los visigodos en pago por sus servicios a Roma. Era tal el valor de esta pieza, que los nobles visigodos se negaron a que fuera entregada los francos y finalmente el monarca tuvo que abonar el valor de la bandeja prometida de sus propias riquezas, que se estimaron en unos 200.000 sueldos.

La mesa del rey Salomón

No se sabe con exactitud cómo era realmente la Mesa de Salomón y si podía adivinar el futuro como contaba la leyenda. Los cronistas árabes la describieron entera de oro, y rodeada de perlas, jacintos y esmeraldas.

La Mesa de Salomón era la joya más importante del tesoro real visigodo. Tomada por Alarico I en el saqueo de Roma de 410, se perdió tras caer la Hispania visigoda a manos de los musulmanes de Tariq y Muza en el 711. En los tres siglos, la mesa viajó por muchos lugares. Había llegado desde Jerusalén a Roma cuando Tito destruyó el templo. De allí, ya en manos visigodas, fue a Tolosa, por entonces capital del reino. Definitivamente se asentó en Toledo junto al resto del tesoro, tras su breve paso por Rávena. Pero tras Guadalete, la Mesa de Salomón junto con el resto los tesoros pasaron a manos de los invasores musulmanes. Terminaron en Damasco como tributo del gobernador de Hispania al califa. Se desconoce qué ocurrió después, pues las crónicas difieren. Pudo ser desmontada y las piedras preciosas enviadas a la Kaaba de La Meca o apresada por los turcos entre los tesoros de Bagdad. La leyenda continúa.  

mesa salomon
Mesa del rey Salomón, el gran tesoro visigodo
 Bibliografía:
  •  «Amaya y el tesoro real visigodo» (Aula de Estudios Riojanos)
  •  «Historia social y económica de la España visigoda» (Orlandis, José)
Portada: Museo Arqueológico Nacional
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