Fue la batalla de Hampton Roads, una batalla naval en plena Guerra de Secesión estadounidense, que tuvo lugar el 9 de marzo de 1862 y es considerada como la primera entre acorazados.
El año 1862 fue el año de los primeros acorazados en las filas de ambos bandos. En la Unión el USS Monitor fue botado el 30 de enero de 1862 y el confederado CSS Virginia, el 8 de marzo de 1862. Hay que recordar que el primer navío de estas características apareció en 1859 tras la Guerra de Crimea. Las granadas eran devastadoras para los viejos barcos de madera y Francia tuvo el honor con su barco acorazado «La Gloire».
La batalla comenzó por el bloqueo impuesto por Abraham Lincoln en Hampton Roads, una importante confluencia de importantes ríos como el James, Elizabeth y Nansemond que conectaban con el Océano Atlántico y que aislaban los puertos Confederados.
El día 8 de marzo el acorazado CSS Virginia había llegado a la zona y había hecho estragos entre los barcos de madera de la Unión (USS Cumberland y USS Vigninia). Al día siguiente, 9 de marzo, apareció en escena nuestro orto protagonista, el USS Monitor. Durante largo tiempo, varias horas, se enfrentaron a corta distancia sin que pudiera notarse ningún vencedor. ambos barcos sufrieron daños similares y finalmente el CSS Virginia tuvo que retirarse de la contienda. Por tanto pese a que el resultado de la batalla entre ambos barcos fue un empate, el dominio de la zona permaneció siendo de la Unión por lo que los objetivos Confederados no fueron cumplidos.
Curiosamente esta batalla también es conocida como la «batalla del Monitor y el Merrimac«. La razón es que el CSS Virginia provenía del USS Merrimack, barco de la Unión que en su retirada de Norfolk y Portsmouth en 1861 habían hundido para evitar que cayera en manos rivales y que había sido reflotado por la Confederación y convertido en el flamante CSS Virginia en los astilleros de Portsmouth en Virginia
Desgraciadamente ambos barcos tuvieron una vida muy corta y sufrieron una especie de maldición, pues ninguno de ellos pasó de ese 1862… El Virginia, aislado de sus puertos e imposibilitado de retornar a Portsmouth fue destruido por su propia tripulación el 11 de mayo. Poco más aguantó el Monitor. El 31 de diciembre se hundió tras una tormenta en el Cabo Hatteras, en el Atlántico.