Todo hemos oído alguna vez la expresión de «día perdido» o «he perdido el día». Para conocer el origen de la expresión hacemos un viaje al primer siglo de nuestra era, a los comienzos del Imperio Romano.
Tito (Tito Flavio Sabino Vespasiano) fue el segundo Emperador de la dinastía Flavia y un militar de gran prestigio. También tuvo gran popularidad debido a su generosidad, al parecer, si alguien le pedía un favor era fácil que le ayudara. Según dice la leyenda, un día que nadie le pidió nada y apesadumbrado, comentó a sus allegados la famosa frase:
«Hoy ha sido un día perdido»
Tito, Emperador Romano 79-81 d.C
Tito, segundo Emperador de la dinastía Flavia
Hijo de Vespasiano, fue un militar feroz y lideró una de las campañas romanas más importantes, la conquista de Jerusalén en el 70 d.C. Esto provocó la destrucción del templo, aunque al parecer el imperator había ordenado que no se destruyera, un soldado lo incendió. Sólo quedó un muro, el muro de las lamentaciones. También terminó en el 80 d.C. el Coliseo, el anfiteatro Flavio, que había comenzado su padre diez años antes.