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La guerra más breve de la historia

Dicen que lo bueno y breve es dos veces bueno. Pues eso es lo que les sucedió a los británicos y los zanzibaríes en la guerra anglo-zanzibarí.

A finales del siglo XIX se desarrolló una rivalidad colonial entre las grandes potencias, en la búsqueda de materias primas y nuevos mercados para sus productos. En el reparto estaba Zanzíbar, una isla situada en el Índico frente a Tanzania, que pasó a ser un protectorado británico en 1890.

El problema sucedió tras morir el sultán en 1896 y cuyo sustituto, Salid Jalid, no era el preferido por los británicos. Este se negó a dejar el trono y se parapetó en su palacio. Una flota de guerra británica amenazó con sacarle de allí a la fuerza. Al parecer el ultimátum que dio el contralmirante Rawson no tuvo éxito y la guerra daba comienzo a las 9:02 de la mañana. La fuerza inglesa no era muy numerosa, pero la del sultán lo era aún menos: un sólo barco componía la marina de guerra de Zanzíbar y además se trataba de un mercante, el Glasgow, que contaba con unos pocos cañones. En pocos minutos «toda» la flota del sultán estaba en el fondo del mar y los cañones británicos atacaron el palacio de Salid Jalid que quedó arrasado. Ante la rápida demostración de fuerza, el sultán no pudo más que solicitar la paz, cosa que sucedió a las 9:40. Había durado 38 minutos.

guerra anglo-zanzibari
Así quedó el palacio del sultán.

Tras recuperar el control, los británicos pudieron imponer un sultán afín a sus intereses y estuvieron controlando el país durante muchos años más, hasta que en 1963 Zanzíbar lograba su independencia.

Imágenes: Wikipedia
Bibliografía: “¡Es la guerra!”, Jesús Hernández
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