Durante el trascurso de las guerras a veces los soldados debían pasar tiempo sin actividad guerrera, lo que con demasiada frecuencia podía traer tensiones y malestar, provocando problemas de indisciplina. Al igual que los torneos medievales servían de entrenamiento para los caballeros, que lograban ejercitarse y a la vez divertir a los asistentes, durante la Guerra de Secesión Norteamericana, el general confederado Robert E. Lee ideó una forma similar para entretener a sus soldados.
Allá por diciembre de 1862, en plano invierno y con sus tropas acampadas cerca del río Rappahannok, al norte de Richmond, la nieve que cubría todo presagiaba un largo tiempo de frío e inactividad, lo que poco a poco fue causando pequeños roces y conatos de indisciplina. Lee, considerado uno de los mejores generales de la contienda fratricida, se le ocurrió una curiosa forma de relajar a sus chicos: una batalla de bolas de nieve.
Puede parecer una broma pueril, pero lo que comenzó como un juego de niños a bolazo limpio terminó a golpes donde los soldados pudieron liberar todas las iras personales a puñetazo limpio. Más allá de alguna pequeña lesión o hueso roto, el resultado fue más que satisfactorio para el virginiano. De esta forma pudo mantener la disciplina y prepararse para los años de guerra que aún faltaban, al ejército sureño aún le quedaba mucha batalla que dar.
¡Felicidades! No sé si ésta es tu última entrada, no entiendo cómo se ordenan los artículos. Voy en el tren tras no haber logrado ningún premio, pero da igual:: seguiré escribiendo. Lo triste es el gasto inútil que me lleva a plantearme renunciar el año que viene… ¡Ah! Yo era seguidora de los pasajes de la Historia. ¡Me encanta que inviertas el premio en viajar! Un abrazo.
Hola Euterpe y enhorabuena, ser finalista y estar en la gala es un premio enorme. Así lo sentí yo en 2016. Y dos ediciones después hemos logrado algo que solo estaba al alcance de nuestros mejores sueños. Si necesitas cualquier cosa o que te de algunas ideas, me puedes escribir al correo de info ¡Persigue tus sueños!, ¡Eterno Cebrián! Un beso!!